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TN

—TN, ¿no te vas a levantar hoy, cielo?

Me estiré en la cama al escuchar la voz de mi madre.

Éramos solo ella y yo, estábamos solas desde que papá murió y juntas se podía decir que éramos felices. Lo echaba mucho de menos, porque fue un inmejorable padre, pero tuvimos que aprender a vivir sin él. Ser fuertes fue nuestra única opción.

—¿Qué hora es mamá? —me senté en la cama alzando mis manos hacia arriba para entrar en conciencia.

—Te has quedado dormida, vas a llegar tarde a las clases —miré mi despertador de conejito rosa y me di cuenta que era verdad. Se me habían pegado las sábanas.

—¡Oh no puede ser! ¡Llego tarde! —me levanté deprisa y entré en el baño todo lo rápido que pude. Me duché en cinco minutos, cogí mi ropa que estaba en mi silla como todos los días y me la coloqué con la velocidad de un rayo.

Era una falda larga plisada de florecitas amarillas y una camiseta azul de manga larga. Me encantaba la ropa holgada. También tenía que agradecer que no era de esa clase de chicas que se tiraban maquillándose un buen rato para ir a clases. Con mi cara lavada y mis lentes de contacto tenía suficiente. Y hoy que no tenía mucho tiempo, mucho mejor.

Solo tenía tiempo para mis estudios, estaba por encima del promedio y mis calificaciones eran comentadas por todos los profesores.

Gracias a Dios que no perdí el autobús. Me subí en él cómo todas las mañanas hacía.

—TN —el conductor me saludó. Era un hombre mayor muy amable que siempre se alegraba de verme, y es que me conocía desde pequeña—. Hoy estás muy bonita.

Iba a darle las gracias pero alguien me interrumpió.

—Pssssss —un chico que estaba sentado en los segundos asientos del autobús, soltó una risa sarcástica que me molestó. Lo miré con cara de pocos amigos.

—¡Oye tú bocazas! —lo increpó el señor Jagyung, el conductor del autobús—¡Ni se te ocurra reírte de ella!

El chico miró hacia la ventanilla con una risa de suficiencia en la cara. Eso me hizo sentirme más enojada.

—Déjelo señor, no merece la pena, además a mí que me importa lo que piense de mi aspecto alguien como él —entonces me miró de reojo. Después lo hizo de frente y repasó mi aspecto detenidamente.

—No esperaba que hablaras —ni que fuera muda, idiota— al menos veo que tienes la autoestima por las nubes, aunque no sé porqué la verdad, porque con eso —se refería a mi falda de florecitas que señaló con los ojos.

—¿No te gusta mi falda? Que lástima, creo que ya no me la pondré más, no es mi intención herir tu sensibilidad —hice cómo si me importara su comentario despectivo por mi forma de vestir. Y le puse una sonrisa falsa.

El chico era bastante guapo, había que reconocerlo. Tenía el pelo negro y un poco largo. Unos aretes colgaban de su labio inferior y sus ojos negros algo redondos eran realmente bonitos. Su cuerpo también era para admirar, iba vestido con pantalones de mezclilla negros, que señalaban los músculos de sus piernas, y una camiseta blanca que dejaban ver sus abdominales bien formados. Nadie tenía que decirme que era de los populares, en eso no había duda.

Al contrario, yo era una nerd para la sociedad que habían creado los que estaban en el alto standing de la universidad. Una jerarquía que me dejaba abajo en la pirámide y a los como él en la cúspide.

—No me digas que te gusto? —me dijo al verme allí mirándolo demasiado rato.

—¿A mí?...JA —le dije todo lo altiva que pude.

LA APUESTA  ( JK & TN ) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora