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JUNGKOOK

Mi mirada se desvía todo el rato a la maldita puerta sin que pueda hacer nada por parar estas enfermizas ganas de ver como la atraviesa. Se trata de una apuesta que no voy a perder.

¿Donde mierda está? Para la ropa que usa, no creo que necesite mucho tiempo para arreglarse.

Me gasté pasta por ella, la que no me sobra. Todo para conseguir esas entradas que le di a Kim, su amigo gay. Los de la reventa son unos cabrones.

Es una apuesta. Ya está, vale la pena lo que haga. Esos deberían ser mis pensamientos.

No es que follarla fuera tampoco mi puta ilusión, pero molestarla, eso sí tenía su jodido punto. Su mala ostia ligada con ese aura inocente, joder eso tenía su punto. La hacía diferente.

Pero luego pienso en su apariencia física, y mi polla, la muy rebelde y que ha saboreado tías de infarto, se revela. Entonces le advierto que es virgen y ahí toma de nuevo interés.

Solo había que ejecutar una sólida estrategia y después conseguir una buena cogida, para poder dejarla otra vez en el lugar a donde pertenecía, con los raritos.

—¿No ha venido aún la chica? —dijo Yoongi que estaba a mi lado mirando en todas las direcciones.

—No lo sé, no he estado atento tampoco —le contesté de forma neutral.

—¿Y si no viene? Te queda poco tiempo. Estoy deseando desplegar mis dotes de seducción y que aprendas del maestro.

¿Veis?, aquí está la fuente del maldito reto, la rivalidad por ser el primero no me dejaba abandonar una apuesta. Soy el mejor, no hay  nadie mejor que yo.

—Lo siento hermano. Ninguna chica en la que puse el ojo, se resistió nunca a estar conmigo...

TN

—¡¿Vamos donde están las bebidas?! —Tae hablaba por encima de la música y de su hombro para que lo siguiera.

—Ok —alcé mi dedo. Alzar la voz no me apetecía.

Nos adentramos los tres juntos, pero había que meterse entre un grupo numeroso de chicos y chicas que bailan con sus bebidas en alto al son de la canción que sonaba en este momento.

Mis manos temblaron y las paré pegándolas a mis caderas.

Intenté llevar el ritmo de Tae y Eunwoo, pero se me hizo difícil porque me puse bastante nerviosa.

Entonces irremediablemente al no poner mucho de mi parte por avanzar, quedé atrapada entre la gente. Mi corazón empezó a latir con fuerza y sentí un miedo tan horrible que me costó llevar el compás de mi respiración.

Nadie sabría nunca lo que odiaba no haber superado ese sentimiento que me llevaba galopando hacia mi ansiedad.

Mi mente recreó aquel día que paseaba sola por el parque, cuando unos chicos me escondieron en la arboleda y un hombre de mediana edad quiso abusar de mí.

Tragué fuerte y me abracé a mí misma, lo hice por el miedo que en realidad no debería sentir ya que nadie iba a hacerme daño. Pero eso decírselo a mi maldita mente trastornada.

LA APUESTA  ( JK & TN ) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora