LA APUESTA ( JK & TN ) 💜

9

TN

Hice el trabajo sola.

Dejó claro que no lo haría. Que no le importaba sacar una nota baja. Tampoco es que me hubiera sorprendido, por lo que decían nunca estuvo interesado en los estudios.

Pero como una idiota puse en la página final su nombre. Jeon Jungkook estaba escrito con tinta azul junto al mío.

Estuve a punto de no hacerlo, ofuscada y llevada por el rencor por haberme tratado como a una basura me reprimí por unas horas, pero luego, pensando más detenidamente en ello me di cuenta que sufría más de lo que quería demostrar por algún trauma del pasado.

Yo sabía muy bien qué era eso. Esa forma de sentirse sola e incomprendida, alejarse de todo y de todos sintiéndote diferente a los demás y creyendo que no te tratarán como es debido si les cuentas sobre tus monstruos.

Hubo un tiempo que fui así, no tan agresiva, pero sí tan oscura.

Cuando me hicieron daño, escondí el dolor en las contestaciones y en el mal comportamiento.

No me abría a mi madre, no comía, no dormía y no hablaba con nadie. Así que yo sé que el dolor, a veces, trae esas malos actos y esa forma de ser.

—TN, ¿habéis terminado el trabajo? —(habéis) me preguntó el profesor.

—Sí, aquí está, señor —fui hasta su mesa para entregarlo.

Jungkook me siguió con la mirada desde su silla, sentía su mirada en todo el recorrido.

Lo vi llegar a clase con las manos vendadas. Se había hecho daño, seguro que dando golpes a algo o a alguien. No era muy agradable saber esas cosas y verlo en un estado de enfado que asustaba.

No estaba enamorada ni nada de eso. Pero en un grado normal de atracción, sería una mentirosa si dijera que me era indiferente.

—Ya os diré la puntuación —asentí y volví a mi sitio.

***

Terminamos la clase y salí un momento al baño.

Cuando llegué al segundo pasillo escuché pasos tras de mí.

Volteé.

El corazón se me aceleró cuando lo vi.

—Jungkook.

Sus manos estaban metidas en los bolsillos de su pantalón. La relajación que esperé aquel día que tuviera para hablarme le había llegado.

—El trabajo...

—No tienes de qué preocuparte —dije un poco enfadada— he puesto tu nombre en el trabajo. Ya puedes dejar de seguirme  —volví a caminar, pero no dejó que diera más de cuatro pasos ya que agarró mi muñeca y me hizo voltear.

Quedamos uno frente al otro a un palmo de distancia.

—Solo será un momento, tenemos que hablar —no lo dijo de forma amable pero tampoco con el enfado que trajo por la mañana. Su temperamento era fuerte y debía ser difícil transmitir su mandato de forma delicada.

—Suéltame —le puse el temperamento justo para que supiera que aunque no era como él de prepotente, tampoco iba a dejar que se riera de mí— tú no quieres que te toquen, eso me dijiste. Así que tú tampoco tienes derecho a tocarme a mí. ¿Entiendes?

—Tienes razón —me soltó y llevé mis dedos a la carne que estuvo presionando.

¿Me estaba dando la razón en algo? ¿Jeon Jungkook?

—¿De verdad eres tú? No puedo creer que el chico altivo y desafiante de hace unos días esté aquí ante mí con esta actitud de no haber roto un plato —apretó sus dientes y no dijo nada al respecto, se quedó en silencio por un rato—. Si no tienes nada más que decir, me voy.