Semanas pasaron y Jimin realmente no veía la diferencia entre estar casado a estar soltero, salvo el cómo se dirigían hacia él, porque a Min Yoongi solo le veía en la cena y nada más.
No podía y tampoco quería reclamar atención porque bien sabía que él no figuraba en nada del día a día del gran duque.
Tomaba paseos, salía a practicar su tiro con arco, a cabalgar o a veces ayudar al servicio que en lo personal eran quienes le ponían de buen humor.
Todo pasaba con normalidad hasta que una tarde, mientras tomaba el té con los cónyuges reales, fiesta que había preparado con tanto esmero y dedicación todo se alteró.
Caminaba por los jardines conversando con la marquesa cuando accidentalmente se paró sobre la falda del vestido de la esposa de un coronel haciendo que se rasgara la preciosa tela. Todos se quedaron callados.
La mujer alterada empezó a respirar muy fuerte y sin medirse levantó una mano y una fuerte cachetada se hizo escuchar por todo el jardín.
— ¿Eres idiota? — dijo entre dientes — este vestido es más caro de lo que tu pobre familia podría permitirse
— Disculpeme señora no era mi int...
— No — dijo en tono sarcástico — ¿Me vas a decir que no era tu intención? por favor Park Jimin ¿así como tampoco lo era subir de estatus casándote con el duque? ¡Todos aquí lo saben! Me enferma tener que aceptar a alguien como tú en la corte, con tan poca capacidad para saber dirigir y sobre todo un aprovechado que solo busca cazar fortunas...
— Mi señora yo creo que usted se equi... — dijo con la voz quebrada.
—¿Acaso el duque te ama?
Jimin se quedó callado y bajó la cabeza
— ¡No lo hace! es más ¡ni siquiera está aquí! — se rió de él — no te avergüences más ¿quieres? ¡Piérdete de mi vista!
Se contuvo de echarse a llorar ahí mismo y con la poca dignidad que le quedaba se fue lo más rápido que pudo.
Varias sirvientas le preguntaron porqué estaba así, él las ignoró a todas y siguió caminando hasta llegar a una pequeña fuente que estaba escondida dentro de un laberinto de enredaderas.
Lloró como no lo había hecho antes, arrancó el césped con sus manos y tiró piedras a la fuente en un intento de sentirse menos impotente. Odiaba que esa mujer tuviera razón, que dijera lo que él no quería aceptar y sobre todo que le echara en cara la ausencia del conde. Eso lo hizo volver a llorar pero de rabia ¿en dónde estaba Min Yoongi? se recordó cuando él mismo le prometió estar a su lado frente a todos y durante esas semanas apenas si cruzaban palabra.
Se recompuso tiempo después, se lavó su rostro para eliminar cualquier rastro de lágrimas y volvió a los jardines donde la servidumbre estaba levantando las mesas y recogiendo platos. Todos se habían ido ya y Jimin no pudo estar más tranquilo por eso.
— Mi señor ¿se encuentra bien? — le preguntó uno de los sirvientes.
— Tráeme una copa de vino por favor — nadie contradijo la orden y en silencio continuaron recogiendo todo.
— Aquí tiene mi señor
— Gracias... — se llevó la copa a los labios y observó como el castillo frente a él permanecía en una quietud aplastante, sonrió para sus adentros al ver como una de las ventanas del segundo piso se mantenía encendida, de seguro Min Yoongi estaría con la nariz entre los libros y él...
Una lágrima se deslizó por su mejilla que rápidamente limpió.
— Salud... mi cielo — alzó la copa en un brindis solitario y bebió de lo que quedaba.
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De época - YM
FanfictionUn matrimonio conveniente, un amor así solo los había llevado a una historia... De época. Mini-Fic de 9 capítulos cortos.