Cap 5

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Emma

Su sonrisa era brillante, verlo a el con esa maravillosa vista extendida ante nosotros no podría ser más bello.

El aire mecía sus cabellos rebeldes, esos que siempre lo hacían maldecir por no poder mantenerlos en su lugar, el sol golpeaba contra mi piel y el aroma de las flores me hacía cosquillitas en la nariz, su mano era calida y reconfortante contra la mía y su voz era tan dulce como el mismo momento.

—¿Te gusto mucho este lugar?—Le pregunté entusiasta y el me miró radiante.

—Si...me recuerda a aún lugar muy especial—Sus ojos se volvieron nostálgicos y su sonrisa flaqueo pero su voz salió emocionada de aquellos enrojecidos labios—cuando me mudé de casa me era muy difícil adaptarme al principio, no estaba en mi mejor momento y solo tenía 8 años así que mi hermano mayor siempre trato de que yo me sintiera cómodo y un día encontró un parque muy similar a este cerca de casa, al principio yo era tan rebelde como un niño puede serlo pero aceptaba salir, me llevaba a comer helado y nos sentabamos en el pasto o solíamos llevar una pelota y un bate para jugar, era divertido y después se volvió parte de nuestra rutina.

—Seguro que eras un niño muy adorable.

—La verdad no, mi hermano siempre decía que era como un pequeño demonio y le daba muchos dolores de cabeza—Carcajeo.

—Debe ser un gran hermano para soportarte.

—Si, lo era...aunque seguro que tú también eras la hermanita demonio.

—Como se nota que no sabes cómo es realmente Connor.

Me miró radiante y yo lo mire antes de acercarme a el, tenía pecas muy pequeñas y las mejillas un poco sonrojadas por el sol, sus hermosos ojos miraban los míos y su aproximación hacia que mi pecho latiera sin parar, solté un suspiro antes de que la distancia se acortará y sus labios atraparán los míos, era dulces, cálidos y muy subes, sabían a cerezas y me hacían derretir, su mano se poso de forma delicada en mi mejilla y la mía le hizo de forma más agresiva entre su pelo, soltó un quejido y siguió devorandome con mucha más intensidad.

Entonces nos separamos....y desperté.

El aroma familiar de mi habitación me inundó y el sonido de la alarma me hizo soltar una maldición, no se porque esa canción que antes me encantaba se encargaba de torturarame día a día, maldita escuela.

Me mire al espejo, mi cabello siempre lucía enmarañado, mis ojos siempre tenían unas pequeñas ojeras, no pueden culparme el tiktok es adictivo, el sudor me recorría la cara nada tan fuera de normal pero me sorprendió el ver las lágrimas secas en mis mejillas y el sentimiento de opresión en mi pecho que venia con ellas, no supe cómo interpretarlo, no había sido un mal sueño aunque tampoco es que soñar con Owen fuese algo para llorar, decidí ignorarlo como lo había hecho, por algún motivo últimamente pensaba en el, aunque está fue la primera vez más que un pequeño instante en el que recordé su nombre, su cara o a el caminando junto a mi, lo último había sido algo que me tomo desprevenida, a mi junto a el con las manos entrelazadas y con paz en mi pecho, me había asustado, no podía controlar esto porque tampoco sabía que era el sentimiento. No lo amaba como para extrañarlo, no lo había necesitado ni pensado en mucho tiempo.

Supongo que todo se debió a que lo recordé en la fiesta y como nunca pensé en el desde que nos separamos lo hice inconcientemente ahora.

Connor entro a mi habitación cuando estaba apunto de ponerme el pantalón y me miró sorprendido, bueno la última vez que nos vimos sin un poco de ropa menos fue cuando cumplimos ocho o tal vez nueve años y el empezó a cuestionar a papá sobre porque no teníamos lo mismo entre las piernas, mi padre se sorprendió tanto que terminó quemándose la lengua con el café, después de eso tomamos duchas seperados y tuvimos la conversación de la abejita y la flor, si, mis padres tan ocurrentes y buenos en educación sexual.

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