Importantes noticias.

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Despertar el día de mi cumpleaños con una cubeta de agua helada encima de mí no es lo que tenia en mente, pero al parecer, a Matt, Derek, Jake y Aaron les causó mucha gracia. Supondré que mi reacción no fue la que esperaban, pues me puse de pie rápidamente y abracé a Matt, mojándolo por completo, observé su rostro desfigurarse por el frío y estallé en una risa imparable. 

-Feliz cumpleaños, pequeña. -Aaron me ofreció una toalla para luego envolverme en un gran abrazo. 

-¿Pequeña? Solo eres dos meses mayor que yo, Stin. -Le contesté sonriendo y pasando a los brazos de mi hermano menor.

Todos, excepto Matt, me felicitaron y luego salieron del cuarto. No logré comprender que intentaba lograr Matthew, por lo que lo observé lentamente para notar que tenía algo en su mano izquierda. 

-Se supone que Derek debía dártelo ¿Sabes? Pero se sentía nervioso. Toma. -Me extendió una pequeña caja negra y la abrí con cuidado.- Es de tu madre. Ellos quieren que la lleves presente contigo. -Le sonreí desanimada a Matt y observé lo que había dentro. 

Un colgante de oro blanco en forma de "S", envuelto en un corazón con pequeños diamantes en él. Dentro de la caja, se encontraba una pequeña nota escrita en la parte superior:

"Para mi querida Emma Seabrook" - S.B.

¿Mi padre le había obsequiado esto a Emma? Borré los pensamientos sobre mis padres de mi mente y me coloqué el colgante, luego tomé la caja y la introduje dentro de un amueblamiento que el apartamento traía -allí guardaba álbumes de fotos y cualquier otro recuerdo de mi padre.-. Me volteé y Matt se encontraba junto a mi, observando cada una de las cosas dentro de ese reducido espacio, tomó mi mano y me alejó de allí sin decir más.

Los demás se encontraban en la sala de estar, discutiendo acerca de una nueva adaptación de King. Jake observó el colgante, sacudió el brazo de mi hermano mayor y señaló mi cuello. Derek sonrió pasivamente y dijo:

-Stephen le obsequió eso a mamá el día que tú naciste. Lo recuerdo. Él llegó con 24 rosas de color rosa, una gran caja de chocolates y junto a ese colgante, aretes de oro para tí. -Recordaba esos, se encuentran en mi caja de recuerdos. -Mamá se encontraba verdaderamente  feliz por eso.  -Su rostro se tornó nostálgico.-Feliz cumpleaños, Taylor. 

Le devolví una gran sonrisa y me comentaron que iríamos a "Black & Blue" para almorzar. Pasaron un par de horas, y a eso de las 13:20 partimos hacia allí. 

El lugar se encontraba exactamente igual desde mi última visita junto a Matthew. -aún recuerdo esa noche-. Nos sentamos en un gran box junto a una ventana que exibía al extenso mar de Miami. Luego de una larga tarde junto a mis hermanos y amigos, decidí pasar tiempo a solas con Matthew, por lo que caminamos juntos por la playa. 

-Siento que sea tu primer cumpleaños sin ellos, Tay. -Geniales palabras para romper el hielo, Matthew.

-Yo no me siento mal, Matt. De veras, al menos tengo a Derek y Jake conmigo, y a tí, claro. -Tomé su mano y aminoramos el paso. -Algo me ha estado molestando estos días. -enarcó una ceja con cierta duda- Esto no es justo para tí, ambos lo sabemos. No quiero herirte, Matthew. Eres demasiado importante, pero esto no está bien. No quiero ser de esas estúpidas adolescentes que sufren por un chico y... Lo triste es que tienes tiempo para mí pero yo no para tí. No quiero que esto sea cliché, por dios. Ya no sé como expresarme. Tampoco sé si debo admitir lo que siento o solo dejarlo atrás como lo hice durante todo este tiempo. Lo siento, de veras lo siento.

-Eres una estúpida. -Comenzó a reirse. -Recuerdo la primera vez que te vi, ¿Sabes? Dios santo, te detestaba. Pero si ahora te lo preguntas, no te dejaré ir, Baldwyn. Quisiera saber como me ves tú, respecto a esto... pero en todo caso, esto no sera algo cliché, es decir, no podría ser así. Te quiero, y he llegado a cierta conclusión: somos globos.

-¿Globos? -le contesté un poco confundida.

-Claro, somos globos en un mundo lleno de alfileres. Para eso estoy aquí, Tay. Siempre lo estaré. -No logré responder. Solo lo abracé y susurré un gracias. 

Podría llorar y desahogarme, ¿Pero cómo? Ambos sabemos que soy idiota. ¿Por qué? No pienso en las consecuencias. 

Ya, debo calmarme. Solté a Matt y caminamos en silencio hasta Starbucks. Ambos pedimos un Frapuccino de chocolate y mientras partíamos hacia mi apartamento, mi amigo soltó algo en un susurro casi inaudible: 

-Aunque a veces sienta que me hace daño, me doy el pequeño placer de poder observarte. -Me observaba por el rabillo del ojo y en cuanto me ruboricé, noté una sonrisa reprimida de su parte. Omití su comentario. Para cuando habíamos llegado, Jason se encontraba allí. 

-¡Oh dios, Jason! -le entregué el vaso a Matt y corrí en su dirección. Abracé a mi tío y él me felicitó por mis 18 años. 

-Ya eres mayor de edad en casi todo el mundo. Podrás visitarme cuando quieras. -Le sonreí - Te he traído un regalo. -Me extendió 12 margaritas y un libro. -Es el diario que tus padres escribían juntos para cuando cumplieses 18. Es una pena que este incompleto, pero supuse que querrías leerlo.

Lo tomé, besé su mejilla y observé el reloj: 20:35. Caminé hacia mi cuarto, dejé el diario sobre mi cama y coloqué las margaritas junto a las rosas en una vasija con agua dentro. Matthew ingresó a mi cuarto junto con una pizarra y varios periódicos en sus manos. Luego de colocar todo a un lado, dijo:

-Tay, te ayudaré a encontrar al asesino de tu padre. 

Y aquí, verdaderamente, comienza mi historia.


Un Dolor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora