¿Otra vez?

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9.

Abby consiguió despertarme a las 11:48 a.m del otro día con 23 mensajes de voz en mi contestadora. Cuando logré levantarme de mi cama tomé el móvil y caminé hacia la sala de estar, en cuanto estaba por marcar su número noté dos cosas, 1) que Matt había dejado su móvil junto a la copa vacía de champagne y 2) Alison había llegado tarde hoy y eso iba a costarle caro. Deje de lado las copas vacías, tomé el Smartphone y le marqué a Abby. Luego de dos tonos escuché su voz.

-¿Tay? – Parecía que yo la había despertado a ella.

-¿Quién más llamaría desde mi móvil, Abby? ¿Alison?

-Odio cuando me hablas con sarcasmo. – Oí un leve suspiro – Oye, ¿Quieres pasar por mi casa? Mi madre quiere hablar sobre algo contigo y yo debo contarte sobre el baile con lujo de detalles.

-De acuerdo – Dudé antes de contestar. – Antes debo pasar por la casa de Matt, se ha olvidado el móvil aquí anoche.

-¿Matthew Hotchner estuvo en tu casa a solas contig…

-No de esa manera, Abby. Solo caminamos por la playa y luego me hizo compañía para volver a mi casa. – De alguna manera eso era verdad, solo omití ciertos detalles sin importancia. Miré la hora; 12:22. – Iré a tu casa a eso de las 14:00, mándale saludos a tu madre de mi parte.

Colgué el móvil antes de que Abby pudiera responder y regresé a mi cuarto para quitarme el pijama e ir hacia lo de Matt. Luego de un largo rato ante las interminables prendas que colgaban en mi vestidor, me decidí por un vestido corto color coral con una pequeña cinta negra alrededor de la cintura y unos zapatos altos del mismo color. Arreglé levemente mi cabello –sin encontrar una razón para hacerlo- y caminé hacia la puerta principal. Al salir, vi en la entrada un pequeño Chevrolet Sonic color rojo que estaba aparcado en la entrada y su conductor platicaba con mi guardia de seguridad.

Me acerqué caminando hacia allí y antes de llegar noté que Derek se encontraba dentro del coche. Al llegar le comenté al guardia, el adorable y bajito Sr. Riordan, que Derek era un amigo de la familia –procuramos no difundir el hecho de que existen 2 Baldwyn no reconocidos.- demoró varios segundos en tomar nota de la matrícula del auto y reconocer el rostro de mi hermano.

Entré a su coche y le pregunté si podía llevarme a la casa de Matt para devolverle el móvil.

-Estoy muy bien Tay, gracias por preguntar. – Su voz irónica me hizo sonreir. – Por cierto, te ves bonita.

-Lo siento, tengo prisa hoy Derek. Me alegra que estés bien y que hayas pasado por aquí, pero si tienes planes tomaré mi coche e iré sola.

-Claro que no tengo planes, hermanita. ¿A dónde quieres que te lleve? –Me dedicó una gran sonrisa.  Le indiqué donde debía conducir y nos dirigimos hacia allí

Luego del corto trayecto de 2 calles, procuré que mi hermano permaneciera dentro del coche.

-No morderé a tu novio. – Me dijo cuando estaba fuera del auto, me asomé por la ventanilla.

-Antes que nada, no es mi novio. Y no es cuestión de que lo muerdas o no, simplemente le devolveré el móvil y regresaré aquí.

Caminé hacia la entrada principal de la casa de Matt y oí a lo lejos que Derek maldecía algo sobre que un “pájaro inútil” había ensuciado su “estúpido coche nuevo” y sonreí al pensar que mi padre también maldecía por cada cosa inoportuna que le sucedía.

Antes de poder hacer sonar el timbre la Sra. Hotchner abrió la puerta y se sobresaltó al verme.

-Vaya Taylor, me has asustado. Matt no me ha dicho nada de que venías, ¿Ya has almorzado?

-Fue un pequeño imprevisto, señora Hotchner. No quiero interrumpir nada, Matt se ha olvidado el móvil en mi casa. – Tomé el Smartphone de mi bolso de mano y se lo enseñé. Giselle soltó una pequeña risa.

-Puedes llamarme por mi nombre. –Me dirigió una sonrisa y desvió la mirada hacia el coche aparcado. - ¿Quieres entrar o le digo a Matt que venga aquí? – Miré la hora; 13:50.

-Si no le molesta, me gustaría entrar. – Observé a Derek que me dirigía miradas impacientes.

Ingresé a la gran casa de los Hotchner y busqué con la mirada a mi amigo. Me detuve en el centro de la sala de estar y comencé a reirme al ver a Matthew Hotchner sin sudadera y con un short que 1) era demasiado ajustado para un hombre, 2) no le sentaba bien y 3) era color rosa bebé. Al verme sus mejillas se tiñeron de rojo y tuve que sentarme en el suelo antes de caer hacia atrás. Antes de poder emitir palabra Matt había entrado a su cuarto para ponerse una vestimenta decente – y en lo posible no de color rosa -.

5 minutos más tarde, mi risa había cesado y mi amigo se encontraba junto a mí en la sala de estar.

- No me has dicho que vendrías.

-Te has olvidado el móvil en mi casa, idiota. ¿Cómo se supone que debería avisarte? ¿Un telegrama? ¿Una paloma mensajera? ¿Señales de hu…

-Es suficiente, Baldwyn. – Me interrumpió bruscamente – Vamos, no sabía que mi móvil estaba en tu casa.

Le entregué el Smartphone y le comenté que Derek estaba aparcado esperándome para llevarme a la casa de Abby.

-Aaron está en la casa de Abby, ¿Puedo ir contigo y Derek? – Me sorprendió que mi amiga no me haya contado el pequeño detalle de que su “amigo” había dormido en su casa. Le dije a Matt que no habría ningún problema y salimos hacia el coche de mi hermano.

Derek se sorprendió al ver a Matt y susurraba maldiciones creyendo que no lo oíamos. Condujo hasta la casa de Abby en un silencio ensordecedor.

Salimos del coche y me despedí de Derek. Matt y yo advertimos que el coche de Aaron se encontraba aparcado allí y ambos sonreímos casi al mismo tiempo. Tomé el móvil y le marqué a mi amiga, luego de un tono me comuniqué con ella.

-Tay, vete antes de que sea demasiado tard… - La voz de mi amiga sonaba entrecortada. Alguien la interrumpió quitándole el móvil.

-Taylor Baldwyn Seabrook, ¿Me recuerdas? – No, no podía ser. – Te ayudaré. ¿Recuerdas nuestra amistosa conversación anoche en la playa? Veremos lo que le espera a tus amigos ahora.

Y colgó.

Matt oyó la conversación, tomó su móvil y comenzó a tirar de mí para salir de allí. Supongo que le marcó al 911. Quedé en shock durante 15 minutos, solo le seguí el paso a mi amigo intentando concentrarme en las palabras de ese hombre que estaba allí dentro con mis dos amigos. 

Mi amigo me entregó el móvil y lo acerqué a mi oído derecho.

-¿Taylor? –Volví a pensar con claridad al escuchar su voz.

-Oh dios, Jason. No sabes cuánto te necesito –Rompí a llorar en cuanto acabé de pronunciar la última palabra.

-¿Dónde debo ir? Siento no haber llamado antes, la empresa está en serios problemas.

Intenté comprender a qué se refería con “Serios problemas”, pero no era un buen momento. Le entregué el móvil a Matt para que le indicara a Jason donde nos encontrábamos, entre tanto intenté cesar las lágrimas y concentrarme hasta que logré oír a los coches de policía y ambulancias. Fue entonces cuando comencé a pensar en que podría estar ocurriéndole a mis amigos en ese instante y comencé a llorar otra vez.

Envolví mis brazos en el cuello de Matt en cuanto colgó el móvil. Entre medio, él repetía con voz algo dudosa la misma frase.

-Todo estará bien, Tay.

Pero ambos sabíamos que eso no era para nada cierto.

Un Dolor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora