Alexa y yo nos dirigíamos hacia la clase de informática, seguimos un pasillo largo, giramos a la derecha, subimos unas escaleras y justo en frente estaba la clase.
Entramos a la clase, ella cogió asiento haciendo ademán con su mano en la silla de al lado para que me sentara. Me senté, deje mi mochila negra a un lado, y encendí el ordenador.
Alexa estaba viendo vídeos de gatos en YouTube y se reía tan fuerte que creo que hasta ella se escuchaba con sus auriculares.
Me parecía adorable verla riéndose como si fuera una cría de 6 años.
- Alexa, ¿estás bien? Llevas riéndote sin parar al menos 3 minutos seguidos y temo que te quedes sin aire. - Le dije quitándole un auricular.
- Jajaja, es quejaja, míralesjaja, no puedjajaja pararjAJAJA. - Respondió riéndose aún más fuerte.
Giré mi cabeza hacia la pantalla y la verdad es que eran bastantes graciosos, empecé a reír junto a ella y parecíamos tontos riéndonos de unos simples gatos.
- Señores, esquina norte, Alexa y compañía, ¿podrían contar el chiste y así nos reímos todos? - Gritó el profesor de informática.
- Lo siento señor, es que son taaaan graciosos jajaja. - Respondió Alexa vacilando.
- También será gracioso verla en el despacho del director. - Impuso el profesor.
- ¿Qué? Vamos, es usted un estirado, déjela reírse mientras que no estamos haciendo nada, y cuando ponga usted algún trabajo para hacer, ya me dirá. - Respondí malhumorado.
- ¿Quién se cree usted para responderme de tal manera? Nunca lo había visto por aquí, debe de ser el nuevo.
- Sí, soy el nuevo, Allan Sanders, y no me siga tocando los huevos con esto de que mientras usted no haga nada nosotros tampoco tendremos que hacer nada.
- Eh, Allan, déjalo ya, no tiene caso discutir con él. - Dijo Alexa.
- Los dos al despacho del director, ahora. - Ordenó el profesor.
Salimos de clase y no había nadie por los pasillos.
Cogí la mano de Alexa y la llevé corriendo hacia una puerta que daba con la salida trasera del instituto.
- ¿Qué haces? ¿A dónde vamos? ¡Tenemos que volver ahora! - Dijo Alexa asustada.
- Shhh tú solo calla, camina, y observa, no me digas que prefieres volver ahí y tener que aguantar el sermón de otro calvo desocupado. - Le dije.
- Estás como una cabra. - Respondió riéndose y enseñándome esa preciosa sonrisa.
- ¿Y eso es bueno o malo? - Pregunté.
- Me gustan las cabras, y los chicos que te sacan corriendo del instituto y están como cabras, también. - Respondió.
- ¿Segura? Porque estar como una cabra es algo mínimo a como en realidad soy yo.
- Entonces déjame conocerte. - Respondió mordiendo su labio inferior.
Guiñé un ojo.
Empezamos a correr muy lejos, hasta no tener ni una pizca de señales de vida del instituto.
- Oye, ahora sí, ¿a dónde me llevas? - Me preguntó curiosa.
- No lo sé, simplemente quería salir de aquella cárcel. - Respondí.
- Ven, ya sé a dónde podemos ir. - Dijo corriendo y esta vez cogiéndome la mano ella a mí.
Fuimos hacia la parada de autobús, yo simplemente lo observaba todo en silencio. Y la observaba.
Subimos al autobús y nos bajamos en tres paradas más adelante.
Fuimos subiendo una cuesta y me di cuenta de dónde estábamos; en las letras de Hollywood.
Nos sentamos a observar la ciudad. Habían coches, motos, bicicletas, casas, tiendas, personas, parecía el monopoly a tamaño real. Todo ello tenía algo en común; monótono. Pude observar cómo una señora estaba llegando tarde al trabajo, cómo una pareja estaba paseando a su bebé, cómo unos niños jugaban a la pelota. Pude ver toda la ciudad, tan grande y a la vez tan pequeña, increíble.
- Este sitio es increíble, ¿lo sabías? - Le dije a Alexa.
Ella estaba concentrada mirando todo el paisaje presente.
- Lo sé, es algo precioso, a veces vengo aquí cuando me siento sola, me siento a mirar lo que hace la gente, a pensar en que la vida es algo tan rutinario, que yo simplemente quiero viajar por todo el mundo y disfrutarlo todo al máximo. Esto es como mi pequeño secreto, nadie sabe que vengo aquí, nadie sabe cómo pienso, nadie sabe nada de mí a parte de que soy una chica popular, guapa, y alegre. Nadie nunca se ha tomado la molestia de conocerme en realidad. Todos quieren estar conmigo porque soy conocida, porque tengo un buen cuerpo y soy animadora. Pero nunca antes se han parado a pensar en lo que me gusta, en lo que no, en mis sueños, pensamientos. En nada. Mis amigos no serían "mis amigos" si no fuera popular. - Respondió suspirando y sin apartar la mirada de la ciudad.
- Creo que sé a lo que te refieres, cuando vivía en New York, tenía muchísimos "amigos" que en realidad yo no los considero así, porque es como tú dices, si no hubiese sido popular, ellos no habrían estado ahí. Nadie nunca me había preguntado por mis gustos, disgustos, etc. Excepto Bryan, mi mejor amigo. Pero dejándolo a él, el resto sólo eran mis "amigos" porque sentían que estando conmigo iban a ser mejores personas y no. No es así. - Dije mirando al suelo.
- Creo que tenemos más cosas en común de lo que imaginaba. - Dijo Alexa con una media sonrisa.
- Así es, no había hablado de esto nunca con nadie, no suelo ser así. - Respondí.
Se estaba anocheciendo y decidimos volver a casa.
Estába a unos pasos de la puerta de la casa de Alexa junto a ella.
- Bueno, compañero de rebeldía, hasta aquí ha llegado nuestro día, me alegro mucho de haber compartido lo que siento contigo, me caes bien Al. ¿Te puedo llamar Al?
- Claro que me puedes llamar Al, llámame como quieras preciosa. - Respondí guiñando un ojo y dando media vuelta hacia mi casa.
*Narra Alexa*
Entré a mi cuarto y me tiré en la cama. Había sido una tarde perfecta. Allan me caía muy bien, espero poder pasar muchos momentos junto a él.
Creo que lo que más me gusta de él es su aire de chico malo (Y COMO SE MUERDE EL LABIO), pero en realidad cuando quiere que le conozcas, es sensible y eso me encanta. Además de que es muy sexy.
Pero espera, ¿qué voy a decir mañana a la gente cuando se den cuenta de que tuve que haber ido al despacho del director y en realidad me escapé con él?
*Narra Allan*
- Estoy en casa. - Grité.
- Bonitas horas, ya son las 10, y no has aparecido en toda la tarde y por lo que me han dicho del instituto, te escapaste con una chica. ¿Es eso verdad? - Preguntó mi tía Rose con cara de enfado.
- Sí, es cierto. No hicimos nada malo, voy a mi cuarto.
- Eh eh eh, no tan rápido señorito, no te voy a castigar ni nada de eso, pero como te vuelvas a meter en un lío te quedas sin salir ni tocar un spray en un mes. - Ordenó mi tía.
Asentí con la cabeza.
Subí a mi habitación y me tiré en la cama como si nunca hubiese dormido.
- Heeey primo, ¿cómo es eso de que Alexa y tú os habéis escapado del instituto? - Curioseó Hunter.
- Deja de ser chismoso, son cosas confidenciales jajaja. - Respondí.
- O sea que tú y ella habéis f..- Insinuó.
- Sí primo, sí, hemos follado y la he dejado viendo Jupiter. - Interrumpí. - A ver, obviamente no, somos amigos y es lo único que seremos, así que no molestes con el tema.
- "Amigos" tendré un año menos que tú, pero no soy tonto. - Respondió Hunter.
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Bad boy; good lips.
Teen FictionAllan Sanders es un joven de 17 años que vive con sus padres en Nueva York. Es problemático, no lleva una vida ordenada, y hace lo que quiere. Su familia es rica, lo que le convierte a él también en rico. Sus padres ya están hartos de su comportamie...