Capítulo 2: Ataques imprevisibles.

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Tengo la mirada apagada.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Y, por qué tienes esa cara de tristeza? - me pregunta Bryan.

- Tío, es que... mmm... las cosas no van bien. No sé que les ha dado a mis padres, que ahora quieren que me mude a Los Ángeles con mi tía Rose.

- Estás de coña ¿no? - me responde riéndose.

- No tío, esto es muy en serio, no estoy de coña. Me he negado a irme unas cien veces, pero parece ser que a mis padres no les entra en la cabeza que mi lugar es aquí, no en California.

- ¿Y por qué de repente quieren que te vayas? - me pregunta serio.

- Según ellos "aquí llevo una mala vida y hago lo que quiero, y soy un rebelde". Pero bueno, necesito despejarme, no pensar más en el tema y pasar estos últimos días contigo.

- ¿Y ya sabes cuándo te vas?

- Qué va, estaba tan harto del tema que me fui corriendo de casa y los dejé hablando solos. Así que ya zanjemos el jodido tema Bryan.

- Lo que tú digas, solo espero que todo esto sea un ataque repentino como los otros, de tus padres. - responde desanimado.

Luego de haber terminado el graffiti con Bryan escuchando a Eminem, miré la hora y eran las 11:00 pm. Cogí rumbo a Manhattan de nuevo, donde se encontraba mi casa. Mientras caminaba con los auriculares puestos escuchando "thinking about you" de Calvin Harris, me crucé con dos tipos que tenían una navaja en la mano.

Mi corazón se aceleró. Aligeré el paso y giré la cabeza, los tipos se voltearon y uno se puso un dedo en los labios diciendo: shh.

- Dejadme en paz, iros, y aquí no ha pasado nada. - dije nervioso.

- Ajá, y luego nos sacamos todos juntos una selfie poniendo morritos. - dijo el otro tipo burlándose.

- ¡Venga, quítate ese reloj de rico, dame ese iPhone, y ya veremos que más surge! - amenazó el otro cayéndole una gota de sudor en la frente.

Si algo he aprendido de vivir en esta gran ciudad, es que no hay que ser tan tonto como para dejarse robar de unos tipos principiantes, lo noté por el nerviosismo de ambos.

Así que no esperé más, y le dí un codazo en la cara al que estaba a mi derecha, y salí corriendo lo más rápido que pude. Giré la cabeza y no los vi. Esto es como el pan de cada día por estos barrios.

Quité la música, busqué las llaves en mi bolsillo, y, ¡mierda! Sentí el bolsillo vacío. O aquellos tipos cogieron mis llaves, o se me cayeron mientras corría.

«Bah, ¿para qué llaves, para qué puerta, pudiendo entrar por la maravillosa ventana?»

No lo pensé dos veces. Subí mi pie derecho a la fachada sobresaliente, me agarré de un filo con la mano izquierda, luego subí el otro pie, hice un pequeño impulso hacia arriba y entré por la ventana del salón, sin hacer ruido, me fui lentamente hacia mi habitación.

«Bien. Nadie se dio cuenta de nada»

Entré a mi habitación. Todo estaba ordenado, e impecable, como si hubiera venido un equipo de limpieza a peinarlo todo. Giré la cabeza, y vi una nota en mi cama.

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¡Hey! ¿Qué os ha parecido el segundo capítulo? Espero que votéis, xx.







Bad boy; good lips.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora