Capítulo 7: Recuerdos infernales.

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No quería que me comenzara otra vez lo que ya daba por superado desde hace dos años.

***

- Shh, tú solo calla y observa, de igual manera no tienes escapatoria. - decía con su repugnante voz masculina mezclada con olor a tabaco.

- ¡Déjala en paz, grandísimo hijo de puta! Te juro por lo que más quiero que te voy a matar pedazo de escoria. - grité

- Al, por favor ayúdame... ALLAN POR FAVOR NO QUIERO QUE ME HAGAN DAÑO - me suplicaba ella entre gritos y lágrimas.

- ¡A callar niñato estúpido, si no quieres que te haga algo peor a ti!

Me sentía realmente acorralado, estaba atado de manos y pies a una columna, mientras que en frente de mí estaba Maia, sufriendo, a punto de pasarle lo peor gracias a un miserable pederasta. Y yo sin poder hacer nada. Las lágrimas caían más y más, una tras otra, mezcladas con un fuerte llanto de furia.

- No me dejas más remedio que hacer est...
- dijo dándome un golpe con lo que parecía una piedra y así dejándome inconsciente.

Fueron las últimas palabras que escuché de ese hombre esa noche.

*Final del flashback*

Fue 1 año entero de psicólogos, terapias, soledad, indignación, nostalgia... fue un año de mierda. Nunca pensé que viviría algo así, y de ahí vino el fruto de mi rebeldía, estaba enfadado con el mundo y simplemente no hacía caso a nadie, no después de haberla perdido.

Lo que pasó esa noche fue lo que marcó un antes y un después lleno de cosas horribles en mi vida. Gracias a Dios hace dos años conseguí salir de ese pozo en el que me encontraba, y fui mejorando. Pero esta noche se volvió a repetir la misma pesadilla que tuve durante un año entero, cada noche las mismas imágenes, los mismos diálogos, una y otra vez, cada noche. Realmente no sé cómo no sé me fue la olla del todo.

Me levanté de la cama, y fui al baño de mi habitación. Me mojé con agua fría la cara y me miré en el espejo. Tenía el pulso acelerado. Bajé hasta la cocina y serví un vaso de agua del tiempo para intentar relajarme.

Escuché unos fuertes ronquidos y se me hizo extraño. Caminé con cuidado de no caerme o tropezarme ya que estaba todo oscuro, porque no quise encender las luces para no despertar a los demás. Me fijé bien en el sofá intentando que mi vista se adaptara a la oscuridad, y ahí estaba mi tía, durmiendo con la boca abierta y soltando unos ronquidos confundibles a los de una locomotora.

"Se habrá quedado dormida mientras veía los culebrones de famosos" - pensé.

Subí otra vez hasta mi habitación. Ya estaba bastante relajado. Me propuse a mí mismo no volver a caer en el pozo de la depresión, después de haber superado semejante problema no iba a remover el pasado. Porque de hecho, es pasado, así que así se quedará.

***

9:45 am.

- Ñam ñam, huele a tortitas, mi desayuno favorito - le dije a tía Rose que estaba en la cocina y yo había acabado de bajar.

- Me alegra querido porque ese es mi plato estrella - contestó sin girarse hacia mí aún concentrada en las perfectas y doradas tortitas.

- Qué bien sienta estar por casa en ropa interior y que no te digan nada, ¿a qué si, primito? - dijo Hunter, que también acababa de despertarse.

- Y que lo digas chaval - respondí.

El desayuno ya estaba preparado y nos sentamos los tres en la mesa. Comimos, y mi tía recogió la mesa.

Hunter y yo nos echamos en el sofá a hacer zapping.

- Oye, que no se te olvide que hoy y mañana me tendrás que enseñar un poco esto, para no sentirme tan perdido.

- Como quieras Al, después de almorzar soy todo tuyo.

Ya eran las 12:00 del medio día, y me fui a elegir la ropa para bañarme, almorzar y salir con Hunter.

Me bañé, y me puse una camisa de nike skateboarding, unos jeans oscuros, unas vans, y una gorra también de nike skateboarding.

Almorzamos, y ya estábamos saliendo en la moto.

- Bueno, ¿qué quieres ver primero? - preguntó Hunter.

- Tú dirás, eres el que vive aquí, yo no conozco nada de esto - contesté.

- Mmm, ya sé, te enseñaré donde muchas veces montamos las fiestas cuando alguien no puede en su casa.

La verdad es que Los Ángeles era impresionante, las casas, los coches, la gente, el clima, todo. Todo era un aire totalmente distinto al de Nueva York. No entiendo cómo teniendo tanto dinero no había venido nunca hasta aquí.

Paramos en un semáforo y por el paso de cebra pasaron unas chicas de unos 16-17 años bastante guapas haciéndonos un gesto de "ya nos veremos".

- ¿Cómo que ya nos veremos? ¿Acaso tienen mi número o me conocen? - pregunté.

- A ti no te conocen, pero a mí sí, este barrio no es muy grande.

Continuamos yendo por una autopista, hasta que Hunter cogió una salida, y próximamente habíamos llegado.

El sitio era increíble, era una especie de playa privada porque era pequeña y grande a su vez, además de que no había gente. Y habían unas mesas de madera con sillas, un minibar, luces, y otra minicaseta en la que supongo que guardaban todo lo de las fiestas.

- La gente no suele venir a esta playa porque queda un poco retirado de todo, y es un poco pequeña. Por eso escogimos esta playa para hacer las fiestas cuando alguien no puede en su casa, es como nuestro plan B.

- Me gusta mucho, la verdad. - contesté.

- Ahora vamos a la casa de mi novia Sky.

- ¿Qué? No. ¿Tío para qué quiero ir yo a la casa de tu novia?

- Bueno es que quiero presentártela, vamos, sube.

Llegamos. Era una casa enorme, con un jardín principal también bastante grande. Hunter se bajó de la moto y yo me quedé recostado en ella.

De la puerta salió una chica rubia con unos ojos azules, pero no era un azul al que estamos acostumbrados a ver, era algo diferente, indescriptible. Wow.

Me dirigí hacia la entrada, donde estaban ellos.

- Hey, soy Allan, y tú eres...

- Skyline Roberts, encantada. - me interrumpió.

"Con esto han quedado claras dos cosas: Hunter verdaderamente sí es popular, y creo que ha sacado el buen gusto de los Sanders" - pensé.

- Sky, mi primo Allan se acaba de mudar aquí, viene de Nueva York, y estoy enseñándole los alrededores de estos lados. ¿Alguna sugerencia, preciosa? - dijo Hunter.

- Ay que mono estás cuando me dices preciosa, mi turroncito de azúc...

- ¿Podéis parar? Creo que me está dando diabetes con vosotros. - interrumpí a la pareja cursi que tenía delante.

- Adiós amor, ya nos veremos el lunes, que mi primo es un pesado.

- Adiós cariñín.

- Recalco "mi turroncito de azúcar" jajaja, ¿en serio no había otro sobrenombre más unicorniano que eso? Anda mejor llévame a casa que ya recorreré la ciudad solo otro día.

- Tío esos son los típicos motes que se ponen las parejas, no me estés ridiculizando más aún. - contestó Hunter.

Subimos a la moto, fuimos camino a casa, llegamos, y subí a mi habitación.

*Mensaje de WhatsApp*

Bryan:

- ¿Qué tal por Califuckingfornia? ¿Muchos bikinis y culitos bronceados? Te espero en Skype esta tarde, no me falles.

Bryan siempre tan sutil.

Encendí el portatil, abrí el Skype, y empecé a hablar con él toda la tarde.

Bad boy; good lips.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora