ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 13

305 26 30
                                    

En el museo los fundidores llegaron. Palermo ya había hecho el círculo en la puerta donde se haría el hueco.

–Compañeros , se juegan la vida de 4 personas. ¡Vamos!–se alejó un poco para que empezaran– Budapest , los fundidores han llegado. Pronto estaremos dentro –le aviso.

–No te preocupes. Preocúpate cuando nos quedemos sin cargadores.–le responde

–Solo resiste , por favor. –le pidió.

Budapest sonrió.

–Claro que sí.

Manila se incorporó y también se unió en la placa de hierro. Estuvieron así por un buen rato.

Tranquilo. Profesor , hemos perdido una lanza–avisa Palermo

–¿Cuánto tiempo con la que nos quedan , Bogotá?–pregunta el profesor

–No menos de 6 minutos–dice Bogotá.

Se escuchó el llanto de un bebé . Los que estaban en la cocina se miraron desconcertados.

–Profesor , dígame que está escondido en una guardería–pidió Budapest.

No precisamente.–responde

–Entonces , ¿qué ha sido eso , profesor?–pregunta Lisboa.

Tengo que comunicaros una cosa y es que...somos uno más en el estanque de tormentas. La inspectora , Alicia Sierra ha dado a luz...a un bebé

–Y Marsella ha secuestrado al bebé. Dígame que Marsella ha hecho eso y ella ya no está ahí–interrumpió Budapest.

No , nadie ha secuestrado a nadie. Es una...una preciosa niña de unos 3 kilos y medio , aproximadamente y está en perfecto estado de salud.

–Enhorabuena–dice Lisboa–Un bebé siempre es una alegría y la alegría no abunda mucho por aquí últimamente. ¿Cómo la vas a llamar?–le pregunta

–Pues...pues le iba a poner Germán, como su padre. Pero , como es una niña me he quedado en blanco.

–¿Y Danica? –sugiere Marsella–En mi país significa "estrella de mañana"

–Eres un poeta , ¿eh, Marsella?–le dice Alicia.

No sé si aceptas sugerencias pero a mí , para niña siempre me ha gustado Lucía. –Dice Lisboa.

–Debo suponer que su hija se llama Lucía –le susurra Budapest a Tokio. Chasquea la lengua y niega con la cabeza.

No sé si tiene mucha cara de Lucía. Tiene más cara de Victoria.

–¿Qué no todos los bebés se ven iguales cuando nacen?–se preguntó Budapest. Solo Tokio la escuchó.

–Creo que sí. Y son feos.–le dice.

Se va a llamar Victoria. Porque esta niña va a salir adelante como un obús , y yo con ella.

–Marsella , soy Budapest. No la pierdas de vista , aún no confío en ella–le dijo en ruso.

–Nunca , aunque acaba de dar a luz. Dudo que pueda hacer mucho–le responde también en ruso.–Pero lo haré.

Se escuchó el ruido del taladro. Los cuatro cruzaron miradas , Tokio se levantó seguida de Budapest.

–Cubrid la puerta–musita Budapest a Denver y Manila.

Las chicas caminaron con sigilo por la cocina. Tokio agarra la pistola que tenía Budapest en la pierna y avanza con ambas pistolas en la manos. Entran al área de congelamiento donde habían diversas carnes , caminan entre ellas.

𝐁𝐮𝐝𝐚𝐩𝐞𝐬𝐭 - 𝐏𝐚𝐥𝐞𝐫𝐦𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora