Raúl sacó una especie de pistola de su bolsillo.
—¿Que es esto? —le pregunté mientras sujetaba esa clase de Pistola.
—Es una pistola tranquilizadora, a las personas que dispares se quedaran un rato durmiendo, la cosa se esta poniendo seria Catherine, tienes que venir más veces a entrenar y practicar la puntería.
Y allí estuve toda la tarde, cada vez me acercaba más al blanco y atinaba con los objetivos que me había dicho Raul.
—Bueno, por hoy es suficiente —recogió todo, yo me guardé la pistola en mi mochila y me marché al apartamento. Allí se encontraban los cuatro mosqueteros detrás de la pantalla.
—¿Y bien?, ¿habéis podido ver algo? —les pregunté a todos a la vez.
—De momento nada, parece el día de la marmota —respondió Ismael.
—¿Y si vamos de nuevo a la biblioteca y le preguntamos a la dependienta a ver si se nos ha escapado y ha ido alguien a llevar el libro?, a lo mejor si está allí el libro podemos sacar alguna pista. —les pregunté a los tres.
—Esta bien, Ismael y yo iremos de nuevo a preguntar, vosotros tres quedaros aquí vigilando, y muchas gracias por ayudarnos —cogimos y nos fuimos los dos deprisa, llegamos a la biblioteca y allí se encontraba la dependienta, pero lo único que logramos sacar es que la persona que había cogido el libro había pedido un préstamo de una semana más.
Nos fuimos, y mientras salía se me ocurrió una cosa.
—Ismael, ¿tú podrías buscar las llamadas que ha tenido la biblioteca? —le pregunté.
—Si, si que podría, ahora mismo me pongo a localizarlas a ver si la encuentro y podemos encontrar la voz, a ver si la podemos reconocer. De lujo, ya tenemos más pistas.
—Bueno, yo me voy a ir un rato con Enrique a pasar la tarde, si sabes algo avisame porfavor —cogí y me fui, llegue a la casa de Enrique y nos fuimos al parque, allí estuvimos comiendo pipas.
—Te quiero mucho, y no te quiero perder nunca, me lo das todo —de repente me puse roja, no podia responderle nada, solo me quedaba tartamudeando.
—Yo también —me rehice y respondí como pude.
—Bueno, ¿nos vamos a tu casa?, te acompaño —se levantó y me dio la mano para ayudarme a levantarme.
—Venga vale caballero, si insistes —le cogí la mano y llegamos a mi apartamento, nos despedimos y ya me marché a mi casa.
Me meti a la duche y después me puse una película en la televisión de mi habitación para relajarme un rato. Llevaba un rato de película cuando de repente noté en mi espalda un escalofrío muy raro, como que algo no iba bien, tenía un presentimientos.
Pare la película y me asome por la ventana, no me podia creer lo que veían mis ojos, se me pusieron los pelos de punta y los ojos como platos, había una persona con una capucha observando, pero no pude detectar quién era, cuando pestañee ya no estaba, se había esfumado, pero era la misma persona que me observaba cuando yo iba a la isla en el helicóptero, era la misma ropa.
Me meti en mi cama y la televisión empezó a hacer cosas raras.
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El laberinto de Catherine Ross[©]
Science-FictionUn pasado que descubrir, un amigo que esconde más de una verdad, una identidad desconocida y una misión que cumplir, todo eso junto al descubrimiento de una nueva vida jamás imaginada. Catherine Ross deberá de hallar toda la verdad. Una novela de mi...