Capítulo 16

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—¿Alguien dará un precio más alto?

—...

—¿No? En ese caso, ¡vendido!

Llevaron a la vampiresa y a la demonio a la parte trasera del lugar donde los niños esperaban con grilletes en sus manos y pies. Abigail se acercó y les habló.

—¿Están bien? Les quitaré...

—¡¡Aléjate!!

Erns había abrazado a Rosemary para protegerla.

—Espera, yo no...

—¡¡No te acerques!!

Ira, miedo... Erns estaba en su límite. Abigail lo notó y retrocedió.

—Ya veo, lo siento. ¿Me dejarías quitarles al menos los grilletes? Les debe doler.

Erns retrocedió, pero no dijo nada. No es que confiara en la vampiresa, es que los grilletes realmente dolían. La chica de cabello plateado se acercó y uno por uno fue quitando los grilletes.

—Por cierto, soy Abigail y el hombre detrás de ustedes es mi esposo, Edwin.

Solo entonces los niños miraron hacia atrás y vieron a un hombre con círculos negros bajo los ojos.

—Hola, soy Edwin.

Edwin y Rosemary retrocedieron con expresiones de miedo. La niña habló.

—¿Qué... Qué nos van a hacer?

—Mi esposo y yo jamás les haríamos daño. Los hemos comprado para salvarlos. No pueden regresar al pueblo humano porque su nombre ya está en la lista de los entregados a vampiros, así que tendrán que quedarse aquí. Vivirán en mi casa, así que por favor no teman.

Erns y Rosemary opusieron mucha resistencia, pero lograron meterlos en el carruaje.

—Lillianne, gracias por prestarme tanto dinero.

—Para los Soleil eso no es nada. Abigail, ¿por qué salvaste a esos humanos? No lo entiendo.

—Estaban sufriendo. No podía dejarlos ahí. Tal vez tú también hagas lo mismo algún día.

—¿Salvar a un humano? Vaya broma. No tengo interés en salvar a un repugnante humano. Me da igual lo que le pase.

—Eres cruel.

—¿Algún problema? Me retiraré ahora.

—Si, gracias otra vez.

Lillianne se fue y Abigail se subió en el carruaje. Ella y Edwin miraba a los niños quienes claramente estaban a la defensiva. El viaje transcurrió. Pasaron cinco horas y Edwin abrió los ojos. Estaba acostado en una gran cama. Cuando estaban en el carruaje, tanto él como Rosemary se quedaron dormidos, ¿y ahora estaba acostado aquí? ¿Donde estaba Rosemary? Se miró los brazos y piernas vendados. Al mirar a su lado estaba Edwin. Dormía tranquilamente en una silla junto a la cama. En una mano se encontraba el rollo de gasa y la otra aguantaba fuertemente la mano del niño. En el suelo había un recipiente con agua y un paño. Al parecer Erns tuvo fiebre. Él no le prestó atención a ese gesto y soltó su mano para luego salir corriendo.

—¡¡Rosemary!!

Luego de caminar sin rumbo por los pasillos vacíos, al doblar la esquina encontró una gran puerta entreabierta. La escena era similar a la que experimentó con Edwin. Rosemary tenía los brazos y piernas vendados. Ella dormía tranquilamente en el regazo de Abigail. Ambas dormían tranquilamente abrazadas.

—¡¡Suéltala!!

Erns a la fuerza sacó a Rosemary de los brazos de la vampiresa y la abrazó.

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