Capítulo 4

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El niño miró a Lillianne levantarse de su asiento y dirigirse a la puerta.

—Espera... No te...ah...

—Llevas un mes inconsciente. Es obvio que tendrás mareos si te levantas de repente.

—¿Incons... Qué?

—Me refiero a que estabas dormido.
El niño miró a otro lado.

—Vi a mamá... Me dijo que viviera, y dentro de mucho tiempo, cuando la vea en el cielo... Me dijo que le contara las cosas que hice. Por eso... me esforzaré.

Lillianne no dijo nada, solo salió de la habitación.

—Midna, Abigail, el humano despertó.

Abigail entró rápidamente y cargó al niño.

—¡Lucas! ¡Qué bueno que estés bien!

—¿Abi?

—Debes darle las gracias a la señora. Estás vivo gracias a ella.

—¿Señora?

—¡Si! Es la demonio amargada que te ayudó cuando viniste como esclavo.

Abigail señalaba a Lillianne mientras hablaba en un tono burlón.

—Gra... cias...

—No necesito palabras de gratitud de un humano.

—¡Oye, Lillianne!

—No me mires así, Abigail. Estoy hablando en serio. Si el humano quiere pagarme, que lo haga con acciones y no con palabras.

El niño miraba en silencio como Lillianne se iba. Mientras tanto, la demonio se preparaba para salir.

«Abigail me trata como si fuera una persona cruel. Hay muchos vampiros y demonios peores que yo. Por otra parte, el humano ha despertado. Parece que el sueño con su madre estabilizó su mente.»

Inconcientemente dejó escapar un pequeño suspiro. Un rato después, se dirigió a la casa del Conde Leln.

—Pensé que la Duquesa Soleil mandaba a sus sirvientes a hacer las negociaciones.

—Me gusta encargarme yo misma de estos asuntos. Con respecto al asunto de la mina sin desarrollar...

Un rato más tarde, Lillianne ya había terminado todas sus negociaciones y se disponía a regresar a la mansión.

«Esta presencia...»

La demonio se giró, pero no había nadie.

«Como siempre ocultándose. Da igual, lo veré cuando tenga que hacerlo.»

De regreso en la mansión, Abigail y Lucas estaban jugando, sin embargo, Lillianne aún no terminaba sus labores como duquesa.

—Midna, envía esta carta al artesano de la familia Gonralt. Es necesario que ponga los zafiros y las esmeraldas en la tiara y la horquilla de la princesa.

—Como ordene.

«Mmm...»

—Siento que se me olvida algo.

—Posiblemente sea a Ray. Dijo que decidiría que hacer con el una vez que el niño despertara.

—Es verdad. Terminaré ese asunto ahora.

Lillianne y Midna se dirigieron al calabozo, en cual se encontraba debajo de la mansión.

«Esto está en muy mal estado. Además, hay un fuerte olor a muerto.»

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