Pobreza...
Esa era la palabra que definía este lugar. Vivía en Corea del Sur, en un barrio pobre y triste.
Mi hogar había sido durante la primera parte de mi vida... España. Debido a un accidente no recordaba mucho de mi vida; solo que era española, y que una vez fuí libre.
A mis 15 años, desperté del coma, sin recuerdos, en una habitación de uno de los orfanatos de Corea del Norte. Permanecí ahí hasta mis 16 años, y durante ese año me compadecía de mi misma y de estar atrapada en aquel lugar.
A esa edad, fuí adoptada. Un hombre soltero de mediana edad, que para ser sincera, no tenía pinta de padre, y mucho menos de querer serlo.
Durante un año fuí su "esclava", hacía y obedecía todo lo que me ordenaba, decía que debía aprender a que cuando un hombre mas mayor que yo me hablará, yo obedeciera.
Y se aseguró de que lo aprendiese.
A mis 17, era una especie de ladrona, robaba en las calles lo que pudiera servirme para vivir. Mi Señor, no era muy de compartir. Así fue como aprendí a que solo yo podía cuidar de mi misma, y que si alguna vez debía depender de alguien, estaba muerta.
La vida era dura, cruel, debías adaptarte a ella.
A mis 18, entre en una academia de entrenamiento para mujeres, por obligación. Debiamos ser
la imagen de la perfección; serias, hermosas, discretas, inteligentes, seductoras, centradas, aplicadas... obedientes.
Esa era para ellos la perfección en una mujer.
Cada mes nos evaluaban frente a personas de mucho dinero, debiamos impresionarles. En mi quinto mes fuí vendida a uno de esos señores, al parecer, un mafioso bastante importante en Corea. Decían que debía sentirme afortunada, a pesar de que nunca me sentí así.
A mis 19 empezó a usarme, de estafadora, delincuente, prostituta...
Fue mi peor año, sufría.
A mis 20, era yo quien hacía sufrir a los demas. Los hombres suspiraban por tenerme y las mujeres me fulminaban por ganarles. Me convertí en alguien importante entre aquellas personas. Ya no me importaba que me hicieran, ni nada en general, había aprendido que los sentimientos solo hacen una cosa
Dañar.
A pesar de ser importante, solo era una imagen, la imagen que mi Señor quería, el dinero no era para mi, nada lo era.
A mis 21 las cosas se complicarón, mi Señor se fue al estranjero por negocios y me dejó aquí, no podía ganar dinero, y tenía muchas cosas prohibidas de su parte. Sin su protección y su presencia cerca mi vida empezó a complicarse; me daban palizas, la policía me buscaba.
Todo cambió cuando conocí a ese hombre, él y su juego para darme dinero. Me cabreé al pensar que me veía como una desesperada que jugaba en el metro junto a aquellas personas. Al final el hambre y la desesperación me ganarón, y cogí el sobre ázul. 2 partidas fueron las que necesité para ganar. Esa sensación de haber ganado tanto dinero en un simple juego me llenó de euforia. Quería volver a sentirme así, y le llame a aquella tarjeta extraña.
Ese solo fue el principio y como dicen, la curiosidad mató al gato.
A mi me mató una emoción.
Algo que tan desesperadamente había evitado y sin darme cuenta me había llevado a mi perdición.
A mi triste y feliz perdición.
Tengo muchas ideas para este libro y la verdad quería escribir uno sin dudas de Sangwoo, ya que parece que muchos le odian y la gente me mira raro cuando yo digo que a mi me encanta.
He estado tambien pensando
¿Preferis que la historia siga asi, normal o que sea interactiva?
¡Gracias! Os leo
-Venus
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քʊʀɛ ֆօʊʟ | Sangwoo ✔
RomanceÉ𝒍 𝒆𝒓𝒂 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒐 𝒚 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆. 𝑨𝒎𝒃𝒐𝒔 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒚 𝒂 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒕𝒂𝒏 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔, 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒃𝒊𝒏𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒔 𝒂𝒍𝒎𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒐𝒅í𝒂𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒖𝒓𝒂𝒔... 𝒐 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒉𝒊𝒕𝒂𝒔. ¿�...