—Claro, me encantaria. — Sonreí.
—¡Genial!, ya somos cinco. — dijo Gi-Hun emocionado.
—Espera, ¿cinco?. — empecé a mirar alrededor por si me había dejado a alguno.
—Oh, si, tenemos que presentartelo. — Gi-Hun me agarró del brazo y me llevo hasta donde estaba un anciano sentado.
—Señor, ¡ya somos cinco!, ella es Chicago. — Le comentó Gi-Hun.
—Es un placer, señorita. — Me miro sonriente.
—Igualmente. — Le respondí.
Miré hacia los lados y ví a la chica que me había salvado en el juego, asi que decidí acercarme.
—Hola. — La saludé
Ella me miró con una expresión seria.
—¿Que quieres? — Soltó.
—Bueno, quería darte las gracias. No sé como agradecerte lo que has hecho por mí. — Le dijé un tanto timida.
—No es nada. — Apartó la mirada.
—Oye, me preguntaba si... — unos gritos me interrumpieron, haciendome ir hacia donde al parecer había una gran discusión entre los jugadores y los tíos de rojo.
—Por favor, ¡pagaré mis deudas, pero dejenme vivir! — Suplicaban las personas que estaban arrodilladas frente a los enmascarados.
—Debe de haber un error, nosotros no queremos que nos paguen sus deudas, ni tampoco matarlos. Estamos aquí para daros una oportunidad. — Dijo el tipo de rojo que tenía un cuadrado.
—¿Una oportunidad?, nos haceis jugar a un juego de niños y nos matais, ¿a eso lo llamais oportunidad?. — Se levantó un chaval de no mas de 30 años.
—¡Habeis matado a esas personas! — Gritó alguien en la multitud.
—Fueron eliminados por incumplir las reglas del juego, si respetais y seguis las reglas no os pasará nada, y saldreis de aquí con el dinero que os prometimos. — Habló tranquilo el cuadrado.
—Yo no quiero ese estupido premio, prefiero morir junto a mi familia que morir aquí. — Las personas seguían llorando y suplicando que los dejaran irse.
El cuadrado cogió la pistola y disparó al aire provocando que todos se callarán.
—Claúsula número 1... — le interrumpierón.
—Claúsula número 3, los jugadores podrán dejar de jugar si la mayoria así lo desea. — Interrumpió Sangwoo.
Hubo unos segundos de silencio hasta que el cuadrado habló.
—Correcto. Ahora os dejaremos votar, pero antes dejarme enseñaros el dinero del premio, como os prometimos. —Pulsó un boton y una especie de cerdo dorado bajo. El dinero empezó a caer dentro, a montones.
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քʊʀɛ ֆօʊʟ | Sangwoo ✔
RomanceÉ𝒍 𝒆𝒓𝒂 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒐 𝒚 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆. 𝑨𝒎𝒃𝒐𝒔 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒚 𝒂 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒕𝒂𝒏 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍𝒆𝒔, 𝒍𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒃𝒊𝒏𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝒅𝒐𝒔 𝒂𝒍𝒎𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒐𝒅í𝒂𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒖𝒓𝒂𝒔... 𝒐 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒉𝒊𝒕𝒂𝒔. ¿�...