Pensamiento VI

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Amaneceres para olvidar
Amanecer hoy no es un regalo de la vida, muchos lo agradecen pero no es así. Hay amaneceres que si no son a tu lado no tengo por qué disfrutarlos. Muchas veces me siento en las rocas que son bañadas por el salitre del mar para quedarme suspirando como un tonto que adora el crepúsculo, sin embargo tú no estás. Y me duele. Me duelen los millones de recuerdos de amaneceres a tu lado, entre la brisa de la mañana y un cielo que se asombra al vernos despiertos. Amaba los amaneceres de enero, de abril y de noviembre, porque estabas tú, porque tú los amabas también. Hoy no quiero amanecer, todo lo contrario, prefiero quedarme en la inmensidad de la nada; porque hoy, como cada mañana que paso añorándote, estaré en la misma y mediocre roca, sintiendo tus manos en mis hombros y tu boca en mi cuello, extrañando tus besos, tus caricias, mirándote cada vez más lejano, observando cómo me proteges desde tu cúpula divina, queriendo abrazarte para volver a ser nosotros, amando cada nuevo rayo de sol por ti.

50 pensamientos antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora