Pensamiento XIV

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Pescador de almas y silencios
Hay silencios que nos rompen a destiempo, y silencios que gritan tan alto que nos desgarran desde dentro. Hay momentos en los que necesitamos silencio; y silencios a los que no dedicaría ni un momento. Muchas veces, quienes vemos pasar la vida desde la calma y la quietud, somos los que más nos ahogamos en los mares de la soledad, sin darnos cuenta que algún u otro pescador, ha estado intentando pescar nuestras emociones, tratando de sacarnos de esa turbia agua para llevarnos consigo. Y nunca nos dimos cuenta; por no saber apreciar el esfuerzo del pescador, por querer continuar en el mismo sitio, por no soportar que las emociones vayan evolucionando, por ser simplemente nosotros mismos. Nos vamos fundiendo con el agua, y el océano nos va tragando. Nos vamos callando una y otra vez, hasta que nos damos cuenta que de nada ha servido. Pegamos un grito fuerte, de esos que crea olas de cinco metros; uno de esos gritos que nadie escucha y que solo sirven para aliviar los silencios. No importa que el pescador de almas no nos haya escuchado, ya lo hará cuando pase de nuevo. O por lo menos eso pensaba.

El pescador de almas no volvió a pasar, me senté en una roca y la brisa movió mi cabello.

50 pensamientos antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora