8 - Adore You

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Propiedad de @AnneCuevas

Me encuentro escribiendo sobre ti a las 7:00 am, acabas de irte por mi ventana.

Mi desnudez no la tapan ni las sabanas blancas, ni tu olor lo saca la ventana abierta. Está claro que debajo de estas telas se encuentra nuestro secreto, que guardan la intimidad que compartimos. Sé que probablemente suene estúpido, nunca fui muy propensa a escribir cursilerías sobre hombres, o de cualquier cosa. Pero extrañamente, tus sacas esas partes olvidadas, y añejas de mí.

Me doy cuenta de cómo te adoro, y de cómo extraño que tu piel canela acaricie la mía.

Trato de contar los besos y risas que vivimos en este mismo cuarto, y se me es imposible, no porque sean muchos, sino porque las emocionen invaden mi cuerpo.

La primera vez que me dijiste te amo, palidecí, no encontraba la manera de decirte que en el fondo yo igual, pero tú sabías que para mí era muy difícil, no solo pronunciar, también sentir esas palabras. Me esperaste unos cuantos meses más, y al momento de que lo dije, tus ojos brillaron, y me besaste.

Entre todos esos besos, lagrimas y risas, soltaste un “Yo te amo más”

Mi cuerpo está envuelto por un mar de tela blanco, esperando tu llegada otra vez, rogándole al cielo que tus manos escriban historia sobre mi piel, y que tu olor me llene.

Te necesito como jamás necesité a alguien.

Me gusta decirte palabras en italiano, y te molestas porque no las entiendes, ¿Por qué lo hago? Te preguntarás, bueno es solo que hay cosas que son demasiado profundas, muy ciertas y justas, que no quisiera que escucharas.

Porque me gusta guardarlas solo para mí.

Y es que no entiendo, donde mierda has estado toda mi vida, tantos besos, y abrazos desperdiciados, palabras que viajaban al vacio. Te adoro, como adoro el mar, y adoro el sol, te adoro como a la brisa de verano, y las hojas naranjas del otoño.

Adoro recostarme a tu lado, y apoyar mi cabeza en tu pecho, acariciar tu abdomen con la punta de mi dedo índice, y oírte suspirar de felicidad.

Te adoro como mi madre me adora, y te adoro como tú me adoras a mí.

Ni un ejército de hombres armados puede derrotar lo que tengo que decirte, y aunque no lo pronuncie, lo escribo.

Escribo hojas y hojas de mi cuaderno para ti, sin que lo sepas.

Dibujo tu retrato en todo papel.

Escribo sobre y tus labios de algodón, y la intensidad de tus ojos marrones. De tu sonrisa y tus gestos.

No importa si no escuchas mis susurros al viento, comienzo a vivir, comienzo a vivir en serio, amándote, y odiando, pero vivo.

Acaricio las partes de mi que tus manos han recorrido, y sonrió al recordar las cosquillas, y lo incómodo que era para mí cuando lo hacías, ¡Cuando apenas eras un desconocido!

Ahora no imagino mis días sin tu risa, y tus ojos intensos, observándome, y guiándome a lo que es tu corazón.

Sé que estamos destinados a mas, y cuando dices te amo, solo puedo responder que te amo más.

-Allison, ¿En qué piensas?-

Me volteo a la puerta, allí esta Cristina, mirándome con ojos de diversión.

-En nada- Suspiro sonriendo en dirección al balcón.

Aún siento la sonrisa traviesa de Teodoro.

-Supongo que piensas en el chico de tus dibujos- Avanza de a poco, pasito a pasito, hasta llegar a los pies de mi cama. Se tira como costal de papas y me mira aún más divertida. Siempre le ha causado gracia mi atolondramiento después de una noche con él, Cristina dice que me vuelvo, “como una cristiana” sonriente y amable con el prójimo.

Sin duda me dejaba de un muy buen humor, con la felicidad por las nubes, y una sonrisa que le daría la vuelta al mundo tres veces, es algo que sucede cuando estas con el indicado.

-Como siempre, el se adueña de mi mente después de que se va- Miro a través de las hojas de mi cuaderno de dibujos, su rostro y sus ojos pintados mil veces, su sonrisa, y su cuerpo entero. Adoraba que él posara para mí, lo hacía algo muy íntimo.

-A veces me encantaría tener a alguien como Teodoro, que me deje idiota, y de buen humor, que se escape por la ventana todas las noches por la mañana, porque pasa con migo la noche entera, desvelándose conmigo, ¿Por qué no existen más chicos como él?- Me pregunta sonriendo.

Rió y me cubro la boca, tomo las sabanas, y me cubro en ellas, camino a mi armario mientras le hablo;

-¿Por qué no todos son él? Fácil, todos tienen a alguien que los complementa, solo que el tuyo no ha llegado mi querida hermana-

Cristina se revuelca en la cama riendo como niña, sus ojos miel, me vuelven a observar, sus largas pestañas negras me pestañean rápido.

-Hoy saldrán, lo sé, has hecho eso con tus pies- Apunta hacia mí.

¿Qué cosa?- Pregunto curiosa, mientras saco un vestido azul.

-Eso, que hacías en ballet, hacia algunos años, aterrizar con la punta, no con el talón, siempre lo hacen cuando sales con él-

Me sorprendo por la observación de mi hermana.

-Me gusta ese vestido, resalta sus ojos azules- Menciona.

-A él le encantan mis ojos- Me encojo de hombros-

Rápidamente me coloco ropa interior, y paso el vestido por mis brazos. Peino mi rubio cabello, y coloco un poco de “Esencia de duende”

Estoy lista para la última cita, antes de nuestro matrimonio.

Rayos, estaba nerviosa.

The Music Story Project 2 (Concurso / Secuela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora