The mistery boy of the shadows- ꜰʀᴇʏ ꜱᴛᴇɪɴ

Capítulo 3.

T/n.

Me desperté al sentir un peso sobre mi, al abrir mis ojos noto como Carter se acomoda a mi lado, agarra la manta y se envuelve en ella dejándome descubierta.

—¿Como entraste?

—La ventana, ahora si me permites dormiré, no lo hice en toda la noche.

—Primero que todo— le quito mi manta— ¿por qué no has dormido nada? Me preocupas Carter.

—No quiero hablar de eso— murmura acurrucandose en mi pecho.

—¿Tus padres ya lo saben?

Dicho esto se separa de golpe y pone una cara de horror, y empieza a negar con la cabeza.

—No, gracias al Altísimo, si se enteran no estaría vivo, es uno de los peores pecados, luego de asesinar. No pueden saber que soy gay.

—Amigo mio, no es un delito, desde que seas feliz esta bien, pero si no es eso, ¿que tienes?

—Me he enamorado— veo como el rojo se aproxima a sus mejillas y se tapa la cara.

—No te avergüences, está bien— me río por su reacción infantil— ¿Quien es el afortunado?

—Un chico que conocí en una reunión con mis padres, el chico estaba aburrido y me tomo del brazo para llevarme a su jardín, allí hablamos de todo.

—Aw, ¿te vas a declarar? ¿Por qué no lo conozco? ¿Como se llama?

—Es homofóbico.

Oh no.

—... Se llama Mateo y es la familia que llegó poco antes que tus vecinos.

—No importa si es homofobico o no, tu y tu cara linda lo van a conquistar.

—No lo creo, lo dejaré en una ilusión lejana.

—Ay Carter, no pierdas la fe.

El suspira y me abraza, le devuelvo el abrazo y así nos quedamos un buen rato.

—¿Te quedas a desayunar?

—¿Que le diría a tu madre? Paso. Déjame quedarme unos minutos más, ¿si?

Asiento y me levanto mientras él se acomoda en la cama, voy hasta la ventana y una rara sombra desaparece en la habitación de la casa de al frente. Alguien estaba ahí, mirándonos.

—T/n. Ya te conté lo mío, ahora dime, ¿Que tienes?

—Eh... Va a sonar raro, pero, me he sentido observada últimamente, no se quien es y con qué motivo se la pasa mirándome a cada rato.

—Cuando llegue a tu casa, sentí una mirada sobre mí, pensé que estaba dormido aún y no le puse atención, la verdad no te hubiera creído nada si no hubiera pasado por eso hace poco.

—¿Pero solo cuando viniste a mi casa? ¿En tu día a día te sientes observado también?

—No. Solo en tu casa.

Eso me causo un escalofrío.

—Que raro, quizás y...— El ruido de la manija llama nuestra atención y nos quedamos en silencio.

—T/n. Ya te dije que no me gusta que estés encerrada con llave, ¡abre ya!— me reclama mi tía.

—Voy, es que me gusta la privacidad, tengo que recurrir a eso ya que no saben tocar la puerta— le respondo mientras ayudo a Carter a bajar por la ventana.

—Hasta luego, te quiero— susurra dándome un beso en la mejilla.

Me despido con la mano y voy a abrirle la puerta a mi tía. Ella está al otro lado de la puerta con una mala cara.