Esperanzas rotas

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Resumen: El Shen evil aún quiere ayudar al producto original... Pero el Shen emo no se deja, es difícil de atrapar, arreh...

Advertencia: +18 explícito ;3

Adevertencia 2.0: pueden preparar un pañuelo

Advertencia 3.0: Luo XenYing, el hijito de Ning YingYing solo le tiene miedo al éxito u___uU



Fuera del palacio imperial en la cúspide de la antigua secta de cultivo Cang Qiong, la nieve cubría todo el patio central y las luces tintineaban soportando las primeras nevadas del año. Los sirvientes miraban al exterior con nostalgia de los tiempos de verano mientras se ocupaban de sus tareas sin más contratiempos.

Ya era de mañana aunque no se notara y dentro de una cama, rodeado de gruesas cortinas, el emperador consorte se despertaba de una larga noche de regocijo y descontrol. Se giró sobre sí mismo sobre las mantas y se decepcionó al no encontrar a Luo Binghe a su lado de nuevo.

Frunció el ceño ante la falta de tacto de su esposo en cuanto a cumplir con su deseo de acompañarlo hasta la hora de despertar y se levantó un poco malhumorado. Sabía que estaba ocupándose de hacerle él mismo el desayuno pero al ser cultivadores inmortales, ¿para qué querría comer? La inedia practicada desde la juventud les permitía vivir solo a base de energía espiritual, entonces... ¿Para qué tomarse esas vanales molestias?

Se masajeó el puente de la nariz justo cuando escuchó que tocaron a su puerta suavemente y Gongyi Xiao se anunció antes de pasar sin esperar respuesta del emperador consorte. Cuando sus ojos se encontraron, le dedicó una sonrisa e hizo una leve reverencia mientras llevaba consigo las túnicas que su señor usaría durante el día.

—Mi señor... Se ve cansado —comentó preocupado al notarlo tan maltrecho.

Shen QingQiu lo miró con furia ante ello y el joven tradujo ese silencio con el siguiente comentario: "Lo dices como si no supieras de lo que es capaz Luo Binghe cuando desataba sus pasiones en serio."

Sus mejillas se calentaron y su cuerpo tembló.

—No quería ofenderlo —dijo mientras dejaba la ropa a su lado y volvía sobre sus pasos para acercarle una jofaina de porcelana y se lavara la cara—. El baño caliente está listo y ya están los ungüentos para las marcas dejadas sobre su piel.

—Dejémoslas, ¿qué importa si las ven?

—Mi señor sabe que provoca una inquitud general así... —le recordó el menor que levantó un dedo y tocó un moretón rojo sobre su cuello—. Además le debe doler.

—Querido Gongyi Xiao, si piensas que esto es dolor es porque no has sufrido ni una sola vez —cortó y se movió hacia una sala contigua donde la bañera echaba vapor.

Se dio un baño con la ayuda de su sirviente personal que lo talló y lo secó con delicadeza hasta lograr cubrirlo con la última capa de ropa. Solo quedaba cepillar su cabello que se sostenía en un moño alto para no mojarse cuando Luo Binghe al fin regresó, traía una bandeja llena de comida para dos hasta que notó la presencia del sirviente de su consorte.

—Pensé que ya habrías terminado... ¿Acaso te demoraste bañándolo a propósito? —dijo con tono acusador pero el otro respondió con una reverencia.

—Puedo retirarme si así lo desea...

—No —intervino Shen QingQiu con una mano levantada—. Te quedarás a peinarme mientras tomo este apetitoso desayuno y si te da hambre no dudes en pedirme algo, te alimentaré de mi propia mano —propuso y el joven sirviente se sonrojó mientras Luo Binghe no sabía si beber vinagre o reírse de él.

Fallo y reconfiguraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora