Doce

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Derek acercó su rostro a Stiles, viendo sus ojos brillantes y desenfocados. Podía sentir su respiración unirse con la contraria.

―¿Eso crees?

Lo había visto desde el momento en el que entró, él y Jennifer habían llegado una hora antes que ellos. Al parecer la chica era muy mala copa que al tercer trago ya estaba demasiado ebria. Derek amablemente la llevó a su casa y regresó corriendo con la esperanza de que el castaño siguiera en el lugar.

Al parecer la suerte estaba de su parte, ya que lo encontró bailando, si a eso podría llamarse baile, con Isaac y Scott. No dudo ni por un segundo en ir hacia él, quizá el shot de tequila, o la cerveza que había tomado en un principio le dio el valor.

―Eso creo ―respondió Stiles con una sonrisa coqueta.

Ambos podían oler el alcohol en el aliento del otro, en lugar de parecerles asqueroso, le daba un toque caliente al asunto.

―Quiero besarte tan mal.

―¿Qué esperas para hacerlo?

Sin mediar otra palabra, sus labios se fundieron en un rudo beso, mordidas, succiones, choque de dientes y lengua. El alcohol se podía sentir.

―Ahora bailemos, chico bonito.

Derek le dio media vuelta a Stiles, empezando a menearse de un lado a otro. Stiles molia su trasero en la pelvis del ojiverde, Derek mordía su labio inferior y acomodaba sus gafas de vez en cuando.

Derek tenía una sonrisa en su rostro, una que no se iría en cualquier momento.

A lo lejos, en una esquina del lugar, una persona apuntaba a ellos con un celular. Grabando y tomando fotos de todo lo que pasaba con Stiles y Derek.

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