Capítulo 13: Fiesta.

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He notado que ya no comentan mucho.
Los estoy Vigilando...~

-.-

(...)
Las cosas fueron llevadas de la mejor manera, al pasar los días no solo su panza se estaba desarrollando cada vez más, lo que le llenaba de nervios, sino que también los pequeños que habían traído del pueblo tenían más confianza para pasear en el palacio, decir algo o pedirlo.

Izuku notó como Kouta y Eri ganaron algo de peso, sus mejillas también tenían más color y eso lo llenaba de felicidad. Pues sabía que eso significaba que los niños estaban sanos. Otra cosa que también avanzó fue su relación con el rubio, el pecoso sentía que cada vez ganaba más confianza con él que antes, ahora sus ataques de ira solo le daban diversión.

Katsuki les gritaba, amenazaba o parecía que iba a golpear a los demás cada vez que lo hacían enojar, sin embargo, Izuku sabía que las cosas no pasarían de eso y nunca le haría daño, al menos a su persona. Los amigos del rubio también le cuidaban, desde que se enteraron de su "estado" lo fueron aún más.
Se había hecho cercano a Denki, a quien ayudó a declararse al alfa pelirojo y mano derecha del rubio, el pobre de Kirishima se desmayó cuando pasó, no sin antes ponerse del color de su cabello.

El alfa rubio solo se rió con ganas cuando lo supo diciendo que ya era hora de que Denki dejara de babear cada vez que miraba al cabellos de menstruación pasar por su lado. Izuku no pudo no darle la razón, pero aún con todas esas cosas lindas y divertidas que estaba viviendo el pecoso tenía que lidiar con algunos problemitas, cambios de humor, algunos vómitos o antojos.

Ya se había leído todo aquel libro que tenía la información sobre las castas y esas cosas, ya se había hecho la idea de lo que tenía que pasar. Sin embargo, siempre estaba el pero en su mente, ¡No podía imaginar que de verdad tenía que lidiar con todos lo síntomas de un embarazo!

A veces lloraba cual cachorro sobre su cama y el único que podía calmarlo era Katsuki o los pequeños. A veces usaba al rubio como su propio consolador humano personal, lo cual era un 50/50 de bueno y malo, le encantaba sentirse superior a la hora del coito y dejar al rubio completamente exausto, lo hacía sentir poderoso. Lo malo era que después tendría que lidiar con sus dolores, lo que provocaba más berrinches y lloriqueos.

Izuku no siquiera se soportaba a si mismo.
Y llegando a la actualidad, estaba allí al frente de su mayor némesis, los vestidos, tenía que usar uno en una gran fiesta en donde muchos otros reinos iban a estar presentes. No era apretado y ostentoso como el primer vestido que usó, ni tampoco tendría que usar el corsé, pero aún así seguía siendo un vestido.

—¿En serio no te puedo dejar cinco minutos sin que hagas un berrinche? —preguntó el rubio algo resignado, ya no le parecía buena idea de que el pecoso estuviera en cinta, aunque sus pechos llenos lo compensaba mucho.

—Tú no te metas, yo no te dije que preñaras, ¿Me escuchaste? —Izuku lo miró mal mientras que cruzaba sus brazos sobre su pecho algo abultado, solo tenía una ligera bata puesta y su ropa interior.

Era endemoniadamente atractivo, una fiera enojada y muy linda, pero Katsuki sabía que no se podía dejar engañar por su linda apariencia, aunque se viera suavecito por esa pancita grande, su cuello podría ser bajado en cuestión de segundos. El rubio suspiró profundamente, miró a las sirvientas dándoles una señal para que se fueran, ellas solo asintieron levemente antes de darse la vuelta y salir por la puerta.

Katsuki se acercó lento hacia el Omega, no debía de darle una señal de agresión errónea si quería tener más cachorros en el futuro. Izuku solo lo miró sin moverse de su puesto, tenía el ceño fruncido y sus brazos seguían cruzados, aún así, no se apartó de los cálidos brazos que lo rodearon.

No es mi mundo. (Katsudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora