Capítulo 12: Interno.

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Izuku miró a los pequeños comer tranquilamente, parecían bastante a gustos mientras comían, igualmente deleitados. Dejando de lado eso, el pecoso miró de reojo al rubio, quien comía feliz de la vida su cena.

"Dejarte nuevamente en cinta campresto nazca el que está en camino"
Un escalofrío recorrió su espalda nada más al pensar en eso, ¿Dejarlo como bola de boliche de nuevo?, ¿Qué significa eso?
Era algún tipo de amenaza que quería cumplir, ¿O algo así?

El pecoso no estaba seguro, pero de lo que sí estaba seguro era que su cuerpo, sobre todo su trasero, estaba en peligro. Habiendo conocido algo al alfa esos meses le hacía estar seguro de unas cuantas cosas, muy pocas veces Katsuki amenazaba en vano. Cómo una vez que el rubio prometió dejarlo sin caminar por hacerle un berrinche, que ahora que lo pensaba pudo haber sido causado por estar embarazado.

Bueno, quizás no prestarle la suficiente atención a su cuerpo no fue buena idea, ¡Pero el creía que al ser hombre todo iba a estar bien!, Nunca se enteró que aún teniendo una polla entre las piernas podía salir con una gran panza algo fastidiosa, bueno, al menos no lo era por el momento.

—Izu… —el pecoso salió de sus pensamientos y miró a la pequeña que le llamó de forma vacilante, ella parecía querer preguntar algo, aunque no tenía aún la suficiente confianza para decir algo sin temor.

—¿Sí?, ¿Que ocurre Eri-chan? —Izuku preguntó con voz suave, tratando de hacer sentir segura  a la niña, quien miró hacia la mesa y apuntó con su pequeño dedito a un pan.

—¿Puedo comerlo? —el pan tenía la figura como el de una rosa, un delicioso melado que se miraba rebozar yparecía de fresas derretidas, estaba dorado y apetitoso a la vista.

Eri lo había visto antes en algunas panaderías de la ciudad, pero nunca pudo probar uno, hasta ahora que lo tenía ahí al frente suyo, quería agarrarlo, sin embargo, no sabía si era para el Omega mayor o le molestaría que tomara. La albina miró sorprendida como el pecoso tomaba el pan y lo ponía en su plato mientras le miraba con una sonrisa suave.

—Claro que puedes comerlo, es todo tuyo. —Izuku acarició el cabello de la menor y volvió a su comida, la cual no había tocado mucho. Suspiró y miró de reojo como Eri tenía un gran sonrojo en el rostro mientras desgustaba el pan relleno de fresas en mermelada.  

Sonrió sin poder evitarlo, se sentía tan feliz en ese momento, era como si esa parte suya que siempre estaba en su mente gritando y molestando estuviera completamente satisfecha, completa en su vida. Al mirar al pequeño Kouta se dió cuenta que se estaba durmiendo en su puesto mientras masticaba, tenía sus mejillas llenas y con algunos granitos de arroz pegadas en ellas.

¿Por qué estaba tan cansado?

Tenía entendido que los niños siempre estaban llenos de energías, pero al que miraba parecía que había corrido una maratón. Tal vez no había descansado lo suficiente aún, para que su cuerpo se llenase de toda esa energía que tenía un infante de su edad.

El pecoso volteó su rostro a Katsuki, el rubio terminaba de dar su último bocado a su comida, parecía que estaba metido en su propio mundo e Izuku solo pudo suspirar. Volvió a mirar su comida y frunció el ceño, no tenía la costumbre de dejar algo el plato con sobras, pero no tenía mucha hambre.

—Conozco esa mirada, te comes todo Deku, así como lo haces con Kacchan jr. —la voz del rubio le hizo sacar un chillido, de susto y vergüenza,  la pequeña Eri los miró con curiosidad y su rostro lleno de dulce.

—¿C-comes cachorros, Izu? —ella preguntó de manera inocente e Izuku sintió su rostro arder mientras que Katsuki soltaba una carcajada con ganas.

No es mi mundo. (Katsudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora