Capitulo 04

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Me acerco a la ventana para ver cómo el ahora nombrado Damascus Priest se despide de Luca. Tal como había pensado desde el inicio, comparten estatura solo que el señor Priest es un poco más musculoso que mi padre y tiene una postura más rígida, si pudiera compararlo diría que con un militar.

No sé qué se dicen pero el señor Priest solo asiente y Luca sonríe. Damascus no sonríe, creo que tiene un problema con eso por lo menos a mi no me ha sonreído ni una sola vez.

¡Será por que casi lo matas, Artemis!

Niego ante mi propia mala consciencia.

Comparten un par de palabras más que desearía poder escuchar, finalmente se estrechan las manos y el señor Priest se sube a la camioneta que a lo segundos se pone en marcha.

El tipo es bastante sexy, no se puede negar.

—¡Ven aquí, mequetrefe! —suelto un gritillo cuando mi papá se acerca.

—¡Papi no! —ríe al instante.

Félix se aproxima a mi para quitarme de ahí, mis dos papás son increíblemente fuertes así que pueden moverme como trapo cada vez que quieran. Con cuidado y cariño me lleva por todo el pasillo hasta la sala donde compartimos "charlas familiares", solo es el salón del engaño para reñirme por cualquier cosa.

Me deja en el sillón, me acomodo acostándome sobre sus piernas y acaricia mi cabello. Si hay algo que me gusta es que mis padres jueguen con mi cabello, creo que son los únicos que he dejado acariciar mi precioso y bonito cabello.

Una mujer no se cuida para los demás, sino para sí misma. La belleza completa lo demás.

—¿Felix? ¿Artemis? —es Luca quien nos llama.

—¡Salón familiar! —responde mi papá.

Luca aparece a los segundos, nos mira con una sonrisa y creo verle suspirar con una extraña expresión. Félix le ofrece su mano y papá sin dudarlo la toma, se la lleva a los labios dejando un beso.

—¿Todo bien? —pregunta Felix.

Luca asiente con una media sonrisa.

A ver... ¿Qué se traen ambos?

¿Es por lo del accidente? ¿Les he roto el corazón de esa manera?

—Cometí un error, no debí acelerar y casi matar a tu amigo papá, pero me disculpo y mañana me disculpare con él. —Luca me mira con una ceja arqueada. —No estés enojado por eso, ¿El señor Priest te ha pedido algo? ¿Dinero? ¿A mi? ¡Me ofrezco! —insisto.

Luca entrecierra los ojos cuando escucha lo último. Me advierte con él dedo que me matará y simultáneamente se me quitan las ganas de hablar.

—Tenemos que hablar de algo importante, pero primero, tienes razón y hablaremos de ese accidente. —me pongo un candado imaginario en los labios.

Luca se sienta a nuestro lado, levanta mis piernas y las acomoda sobre las suyas. Me le quedo viendo, analizando cada parte de él. Un hombre cuarentón, alto, con mirada firme. Pese a Luca no es mi padre biológico, tenemos en común muchas cosas, nuestro color de ojos, cabello y color de piel es muy parecida. No es tan guapo como yo, pero definitivamente nos parecemos, de no ser porque pase mis primeros cinco años de vida a cargo del sistema de protección para menores en Sydney, podría pensar que es mi papá biológico.

—Luca, ¿Eres mi papá biológico? —preguntó de la nada.

Mi padre arquea una ceja.

—Mi amor, has hecho esa pregunta tantas veces y la respuesta siempre será la misma. —llevo la mirada a Félix y asiento.

P R I E S T (Un Hombre Perfecto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora