Capítulo 6

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Narra Hela

Tengo dinero suficiente para no trabajar el resto de mi vida, pero quiero ser sincero con ustedes soy persona de gustos lujosos. Desde mi ropa hasta mi transporte cuesta mas que tu casa. No es por presumir pero quien tiene gustos caros debe trabajar para mantener esa vida.

Hago parte de la última descendencia de omegas andróginos que existen en el mundo. Desgraciadamente este mundo es cruel con los omegas desde la antigüedad, dejando gran parte de la población de este género casi extinto. Si los de nuestro género sobrevivimos fue por lo exótico que nos consideran por nuestras feromonas dulces y atrayentes, pasando de yugo en yugo de los alfas dominantes por medio de subastas donde solo teníamos la vida de esclavos sexuales.

Gracias al altísimo que la humanidad avanza a través de los años, dando pie al cambio. Desde hace 70 años la forma de pensar sobre los omegas y alfas han cambiado lentamente por medio de rebeliones, muertes y uniones entre los dos géneros. Aunque siendo sincero, a los omegas nos tratan más como una especie en extinción que un genero desgastado a través del tiempo de tanto abuso. 

En fin, logramos crecer en esta sociedad y es lo que importa. De a poco se hace la diferencia. Mi familia es la rama de andróginos que se ha mantenido en pie en el mundo, o eso me dijeron antes de salir del orfanato. Como mi padre murió siendo esclavo sexual y mi madre jamás se pronunció al ser un caso de violación que jamás se resolvió.

Sin embargo, así como avanzamos como sociedad, siempre habrá una facción o radicales que querran mantener sus creencias hasta que se acabe el mundo. Solo que esa población son alfas que, al ser alfas, tienen el mundo a sus pies. 

Es por eso que los mitos y prejuicios hacia los omegas siguen perdurando a pesar de los años. Nos creen tan poca cosa que incluso entre los jóvenes somos víctimas de acoso o bullying. Hasta existe ese absurda creencia que somos sensibles al sol por nuestra piel sedosa y pálida, dándonos la apariencia de seres frágiles y angelicales.

Pero ya no mas, me niego a ser tratado como un omega débil y sin voz. Desde pequeño me han inscrito en diferentes tipos clases de defensa personal, en especial kick boxing y judo. Quien se atreva a tocarme un solo cabello puedo con mi 1.65 metros de estatura, le partirle la cara. Lo único que lamento es que por mucho que entrene mi cuerpo sigue siendo de poca musculatura. Tendría que tragarme un tarro de proteína después de cada entrenamiento pero ni loco, quiero vivir.

En fin, esta historia comienza como la vida de cualquier joven de 20 años, llegando tarde a clases por quedarse dormido viendo novelas coreanas hasta las 5 de la mañana.

Gracias a la maravillosa fortuna de mi madre adoptiva tengo comodidades que no cualquiera puede darse. Por ejemplo, despertar con el corazón en la boca al ver que queda media hora para iniciar la clase y yo sigo acostado en mi cama King con las sabanas de sedas envolviendo mi hermoso cuerpo.

Bañarme corriendo y casi resbalar al salir de la ducha, son bendiciones del día a día. El problema está cuando abro las puertas dobles de mi armario y no sé qué ponerme al ver las 3 paredes llenas de ropa, calzado y accesorios.

Tiro la toalla al piso y me miro en el espejo. Solo verme sé que estoy mas bueno que el pan. No necesito ojos de algún color claro cuando mis ojos color chocolate dan esa mirada dulce que cualquiera se derrite, ni un cuerpo con medidas de Miss Universo para atraer con mis propias curvas.

<<Ya quisieran ser yo>>

Doy media vuelta y busco mi celular. Por mucho que sea irresistible no quiere decir que el profesor me dará un diez por tener el record de llegadas tardes. Desdoblo mi Samsung Galaxy Z Flip para buscar unas opciones en la cuenta de instagram de Milenalife.style, sus outfit son hermosos. A la mierda Iphone, esos celulares son muy complicados.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2022 ⏰

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