Capítulo 1

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🐯Vestuario de Giselle en multimedia🐯

Giselle mira por la venta del jet, meditando en lo que le espera cuando llegue a su hogar. El contrato de construcción del hotel cinco estrellas fue exitosa, como se planeó. Solo que no pensó que le tomaría cuatro meses en lograr hacer un acuerdo ya que un inútil de su firma no tuvo en cuenta ciertos factores climáticos del lugar, generando que el valor a cobrar fuera menos del esperado.

<<Malditos inservibles>> cuelga después de escuchar las barrabasadas que el jefe de área intenta dar para salvar su pellejo, dejando el celular en la silla de al lado. 

Se deja caer en el respaldo acolchado del asiento, disfrutando de la comodidad que un Jet privado amueblado al gusto de una presidenta de compañía, multimillonaria, y de gustos caros, puede permitirse.

Para ella no tiene sentido no darse los lujos que quiera, después de todo logró subir la suma millonaria de herencia de la familia y contratos muy bien remunerados para su empresa.

Lo quiere, lo tiene. Así de simple.

Se desabrocha unos botones de su camisa manga larga para permitir pasar el aire frio, dejando a la vista buena porción de sus pechos grandes y bien formados. Incluso con esa talla, el ejercicio ayuda a mantenerlos erguidos. El pantalón clásico azul oscuro le queda a la perfección, acentuando las curvas y resaltando sus piernas largas y torneadas, mientras la chaqueta y la camisa manga larga que lleva por dentro del pantalón la hacen ver profesional, dominante y sexy. No importa que luzca, las mujeres y hombres betas, omegas, incluso alfas, no pueden resistir ante la belleza y seguridad que irradia.

La azafata detiene el carrito ofreciendo varios licores.

—El de siempre— demanda sin siquiera ver a la mujer, pero no necesita verla para saber que la está comiendo con la mirada.

La beta sirve el líquido intentando disimular el sonrojo y excitación.

Giselle levanta la mirada, dejando salir esa sonrisa ladina que solo hace que la mujer se sonroje mas y pierda todo atisbo de comunicación entre su cerebro y el resto del cuerpo. En vista que no recibe señal de vida de la empleada, extiende la mano, para que la mujer coloque la copa.

La azafata recupera la conexión, sintiéndose estúpida por no darle la copa enseguida. Apenada, se disculpa y se va casi corriendo a su lugar.

La alfa ríe y toma nuevamente su celular mientras toma un sorbo del delicioso liquido.

Toda tranquilidad se va al ver el mensaje de confirmación de su secretaria sobre la aceptación de adopción del niño omega junto con notificaciones de noticias donde mencionan el hecho.

El jefe de su guardia privada entra en su espacio, reportando que ya están por aterrizar

—Al llegar nos esperan periodistas frenéticos pidiendo una exclusiva sobre la adopción, ¿desea que los saquemos del lugar?

—No me importa mientras no permitas que se me acerquen.

—Sí, señora.

Giselle deja la copa en la mesa que despliega frente a ella.

—Walter, ¿tienes listo los guardias que protegerán al omega?

—Dos betas hombres bien entrenados y con experiencia militar están esperando en la mansión, requerimos de su consentimiento para finiquitar el contrato.

—No hay necesidad, confió en tu juicio— de las pocas personas en las que confía, Walter se ganó su confianza hace muchos años al salvarla de mercenarios que intentaron asesinarla cuando estaba embaraza de su primer hijo.

Donde piso, conquistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora