¿En peligro?

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Antes de nada, quiero avisaros de que tengo una nueva historia relacionada con Kakashi pensada, Se llama Sensei... ¿enamorado? jejeje ya la punlicaré! Disfrutad :3

Empezaba a anochecer, no sabía cuanto tempo había estado llorando.
Ámber se incorporó y comenzó a caminar hacia la aldea, sus pasos eran lentos, estaba cansada, le dolía el cuerpo y no entendía por qué... Sabía que el causante de ese asqueroso sentimiento era Kakashi.
- Imbécil...- frunció levemente el ceño y pateó una piedra mandándola bastante lejos. Un ruido cerca de los matorrales hizo que esta se volteara. Nada, habría sido su imaginación, siguió caminando despreocupadamente, apenas había luz. Otro ruido un poco más fuerte hizo que se volteara de nuevo, no vio nada ni a nadie... Siguió caminando, esta vez mas rápido, alguien la seguía, podía oír vagamente pasos detrás suya, a medida que estos de acercaban, Ámber aceleraba más el paso hasta que acabó corriendo lo mas rápido que pudo, miró de nuevo hacia atrás y fue cuando lo vio. Un muerto, la estaba persiguiendo, unos largos látigos rojos brotaban de su espalda.
- ¡No quiero pelear! - gritó Ámber, el hombre sonrió de medio lado y se abalanzó sobre ella tapándole la boca. Tenia dos ojos negros con las pupilas rojas brillantes.
- ¡Idiota! Pienso llevarte a tu hermano, está dispuesto a pagar bien- Ámber le miró furiosa y le golpeó lanzándole contra uno de los árboles. Tapó su ojo derecho con una mano intentando relajarse, sabía que si se alteraba, acabaría matándole.
- No me obligues a matarte.
El muerto, frunció el ceño y se incorporó mirándola con odio.
- No me hagas reír... Todos sabemos que eres débil, tu hermano...
- ¡Mi hermano no sabe lo que dice!- gritó la muchacha interrumpiéndole. Él saltó hacia ella y la inmovilizó con sus látigos, la lanzó contra uno de los árboles golpeando su cabeza. La sangre empezó a brotar de la cabeza de Ámber y esta se intentó incorporar, pero este la agarró del cuello empotrándola contra un árbol. Acercó su rostro a la oreja de la chica.
- Ni se te ocurra interrumpirme, escoria humana.
Ámber quedó en silencio mirando al suelo, el muerto sonrió y se dispuso a golpearla de nuevo, pero, como una exalación, el brazo de este fue cortado, al igual que sus tentáculos de sangre.
Ámber le miró seria y le tomó por el cuello de su chaqueta. Le miró a los ojos, estaba asustado, la herida de su brazo estaba cicatrizando poco a poco, pero se quedaría sin este de por vida.
- N-no puede ser... Tu hermano me dijo que eras débil...
- Mi hermano dice muchas cosas...- le lanzó contra el suelo y este se alejó arrastrándose torpemente - No te voy a matar, pero dile una cosa a mi hermano... - le miró de lleno a los ojos, furiosa- Dile que si tanto desea matarme, aquí le esperó...
El muerto, asintió tembloroso y miró a Ámber dubitativo.
- Estas en peligro... Tu hermano te va a matar.
- En ese caso, Kouichi y yo nos veremos en el infierno.
Ámber siguió caminando algo torpemente, su pierna izquierda estaba sangrando. Había quedado lastimada después de esa pelea... No podía caminar muy bien y tenía una herida en la frente.
Al llegar a casa se miró al espejo para ver que tan grave era el daño, la herida de su cabeza cicatrizaría pronto, para mañana ya no seria visible. Pero su pierna tardaría unos días en recuperarse. Se lanzó a la cama y miró la hora, las 12:40... Todavía no era muy tarde. Miró pensativa al techo y desató la banda de su cuello para observarla detenidamente, tenía algunos rasguños en la parte metálica y le quedaba algo grande para la cabeza. Kakashi había llevado eso cuando él era joven... Esa idea le hacía sentirse algo especial, como si para él, también fuera algo fuera de lo normal el hecho de haberla dado da la cinta. Hablando del peliplata, ¿ debería contarle lo acababa de pasar? No quería preocuparle... Quizás... Implicarle a él... Significaba ponerle en peligro, y a su vez, poner en peligro a Sakura, Naruto y Sasuke. Quizás la obligaran a irse de la aldea por suponer un peligro para esta... No quería abandonarles...
Pegó la banda de Konoha a su pecho y cerró suavemente los ojos, quedando profundamente dormida.

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