Capitulo once : Entre nuevos comienzos

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- Nuevos descubrimientos. Y no, no escribiría sobre ti públicamente sin consultarte antes.

Harry recordó aquella primera conversación con Louis. Los últimos seis meses se sintió mucho mejor, volvió a su vida cotidiana y volvió a sentirse bien. Su catarsis fue escribir. Escribió su historia, escribió sobre Louis siendo una persona fuerte y decidida que luchó por sus sueños, escribió sobre él admirando a Louis, escribió sobre él apoyando a Louis, escribió sobre cómo se sintió vivir esa situación, y por último escribió sobre no haberse sentido amado. Harry sabía, ahora, que Louis sí lo amaba, pero no escribió sobre eso en su libro, escribió sobre el sentimiento que lo abordó cuando terminaron, soledad; porque gracias a este sentimiento, porque lo enfrentó, descubrió que Louis si lo amaba y que no era culpa de ninguno de los dos lo que les había pasado. Harry aceptó lo qué pasó y decidió dejar de lamentarse por ello, porque como había dicho Louis, no hay vuelta atrás.

No había enviado el libro a Louis y ya habían pasado dos semanas desde que Sarah contactó al castaño para avisarle que se lo enviarían. Harry no quería entregarlo personalmente a Louis, pero si quería ser el que lo dejaba en su puerta. Era algo extraño, no quería que alguien más llevase su historia entre sus manos. La única persona que había leído el libro aparte de él era Sarah, quien lo había ayudado a con algunas correcciones y redacciones para que lo aprueben en una editorial.

La tercera semana había empezado hace dos días, y el rizado por fin decidió acercarse al edificio del castaño.

Harry salió de su casa temprano en la mañana de este martes, tomó las llaves de su auto y se dirigió hasta el edificio del castaño. En el trayecto encendió la radio y conectó su celular para escuchar música y distraerse de los nervios que le recorrían el cuerpo.

Llegó al edificio y al parquear su coche le tomó unos segundos tranquilizar sus nervios para bajar del auto. Entró al lugar y se debatía mentalmente si debía preguntar por Louis o simplemente dejar el paquete en recepción, probablemente no lo dejarían subir de todas maneras; así que decidió dejarlo en recepción. Una caja de cartón color blanco crudo asegurada con cinta adhesiva en las ranuras envolvía el libro que Harry había escrito.

Entró al edificio en el que había estado en reiteradas ocasiones y había abandonado hace más de un año. Harry agradeció internamente no reconocer al recepcionista y que este tampoco lo conociese, evidentemente era nuevo.

- Buenos días, quiero dejar este paquete para el penthouse en el piso 12.

- Piso 12. ¿Louis Tomlinson?

- Sí.

- Está a tiempo, el señor Tomlinson aún no ha salido. Necesito su nombre e identificación para dejarlo pasar.

Harry niega con la cabeza y el recepcionista frunce el ceño confundido.

- No me da tiempo para subir, ¿puedo dejarlo aquí?

- De todas maneras tiene que firmar que usted está dejando un paquete, y necesito su identificación.

- Sí. Bien.

El rizado busca su cartera en sus bolsillos y saca su identificación, mientras el recepcionista le ofrece una hoja y un lapicero.

Harry le entrega su identificación y lee la hoja, la cual indica que se han presentado en el edificio a dejar un paquete; el rizado debe indicar su nombre, la fecha de hoy, el destinatario y el motivo de la entrega -en el cual pone "revisión de redacción"-.

El recepcionista recibe la hoja y el lapicero devuelta y regresa la identificación a Harry, quien se despide y sale del edificio.

El recepcionista lo observa irse, y justo cuando escucha el sonido del ascensor abriéndose, observa a Louis salir de este.

Entre melodías y letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora