No le cuentes a Hinata

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Tema: confesión estando ebrio.


—¡Qué buena noche ha sido!, ¿no crees, Shikamaru? —preguntó el rubio ojos azules apoyando su peso en su amigo quien lo sostenía para que no cayera mientras caminaban de regreso a su departamento. El héroe de Konoha tenía sus mejillas enrojecidas y la vista nublada después de beber tanto alcohol.

A esas horas de la madrugada solo podía escucharse el cantar de las cigarras nocturnas en los interiores del bosque que rodeaba la aldea.

—Bueno, debo admitir que la he pasado bien —reconoció el Nara asegurándose de tener bien sujeto a Naruto sin detener su marcha. Shikamaru giró su mirada hacia su derecha para encontrarse con Hinata, quien caminaba al lado de ellos en un cómodo silencio—. ¿Te divertiste, Hinata?

—Oh, ¡sí! —contestó la joven de ojos blancos contenta de hacerlo, permitiendo que Shikamaru y Naruto pasaran primero cuando llegaron al pie de las escaleras del edificio departamental—. El nuevo izakaya del centro es de verdad muy agradable. Deberíamos regresar otro día.

—Claro —aceptó Shikamaru sin poder evitar un aire burlón, mirando sus pies y los de su amigo para asegurarse que subía correctamente los peldaños—. Siempre que no le prohiban la entrada a Choji después de ver cómo consume, podemos planear una nueva reunión.

Hinata rió por lo bajo cubriéndose los labios con su mano derecha ante el comentario de Shikamaru. Cuando menos lo pensaron, ya estaban frente a la puerta de la residencia del rubio quien prácticamente se había quedado dormido sobre el hombro de su amigo.

—¿Estás segura que no necesitas ayuda para llevarlo dentro? —le preguntó Shikamaru a Hinata cuando ahora fue turno de ella de soportar el peso de su muy borracho novio.

—No te preocupes, Shikamaru-kun —negó ella educadamente cuando pasó el pesado brazo de Naruto sobre su hombro y cuello para poder sostenerlo—. Te lo agradezco mucho.

El joven de cabello oscuro atado en una coleta se encogió de hombros, relajando sus músculos después de librarse del peso extra—. Muy bien, entonces nos vemos mañana —declaró guardando sus manos en sus bolsillos.

—Que descanses, Shikamaru-kun —se despidió Hinata con una sonrisa. Naruto pareció querer decir algo pero el sonido que salió de su boca fue una extraña combinación entre un balbuceo y un ronquido.

—Suerte —se despidió Shikamaru levantando su mano derecha antes de darles la espalda y regresar por el mismo camino que habían tomado solo que ahora escaleras abajo.

Hinata se apresuró a abrir la puerta del departamento sacando la llave del bolsillo de Naruto. Una vez dentro, tuvo cuidado de sentar a su novio en el peldaño del recibidor y, sin molestarse en encender la luz, comenzó a ayudarlo a quitarse las sandalias.

—¿Puedo hablarte de algo? —la voz de Naruto de pronto interrumpió el agradable silencio que había invadido el lugar.

—Claro que sí —le respondió Hinata quien seguía de rodillas frente a él concentrándose en desatar su sandalia.

—Pero no puedes decírselo a nadie —le advirtió en un tono serio—. Y mucho menos a Hinata.

La Hyuga dio un respingo de sorpresa en su lugar, sintiendo cómo se le escapaba el aliento en un jadeo—. ¿Cómo dices, Naruto-kun?

—¡Shikamaru, no quiero que esto se sepa todavía! —insistió el rubio intentando distinguir a su interlocutor entre la oscuridad del departamento.

Hinata enmudeció y pasó saliva lentamente. Naruto evidentemente no se había dado cuenta que era ella.

—Escucha, Naruto-kun... —susurró intentando sacarlo de su error. No tenía intenciones de conocer una información que él no quería que ella supiera, no quería ser imprudente.

—Quiero pedirle a Hinata que se case conmigo —soltó el Uzumaki sin esperar a que ella le aclarara quién era.

Si Hinata aún tenía un poco de aliento en su pecho definitivamente ya lo había perdido todo.

—¿Q-qué? —tartamudeó apenas en un hilo de voz.

—Ya sé, ya sé que me vas a decir que no llevamos mucho tiempo siendo novios —continuó Naruto aún sin darse cuenta de quién era la persona con quien hablaba en realidad, su voz sonaba distorsionada por culpa del alcohol—. Pero no quiero esperar mucho tiempo más, ¿sabes?

Hinata intentó hablar de nuevo, pero su cabeza había quedado completamente en blanco. Naruto pareció no notarlo, estiró sus brazos hacia arriba suspirando de cansancio para después dejar caer su espalda en el suelo de madera.

—En fin, de eso quería hablarte —dijo el rubio antes de soltar un pesado bostezo al mismo tiempo que ponía sus brazos detrás de su nuca para improvisar una almohada—. Sólo hazme un favor y no le cuentes a Hinata, ¿está bien? Aún no sé cómo decírselo.

Ella se quedó de rodillas sintiendo el frío suelo del recibidor bajo su piel cuando escuchó que Naruto comenzó a roncar después de caer dormido. Sus mejillas ardían tanto y estaba segura de lo sonrojada que estaba que, si alguien encendiera la luz en ese momento, seguro le preguntaría si ella también estaba ebria.

¿No sabía cómo decírselo?

Si tan solo supiera que ya lo había hecho...

Ahora y para siempre [NaruHina] #FlufftoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora