Ahora y para siempre [NaruHina] #Flufftover

Bienvenido a casa

Tema: primera vez (no lemon)

Su andar por el camino empedrado que llevaba a su departamento fue demasiado silencioso para lo que él acostumbraba, pensó con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Tan desganado como se sentía, dirigió su vista hacia el horizonte para que los últimos rayos del sol, que ya comenzaba a ocultarse entre la espesura de los árboles, le iluminara un momento la cara y así sentirse un poco más motivado después de una misión tan agotadora como de la que estaba regresando.

Llevó su mano derecha hasta su estómago cuando lo escuchó rugir en protesta por el hambre que sentía. Estaría bien ir a Ichiraku después de haber estado ausente de la aldea una semana entera, pensó, pero estaba tan cansado que sólo quería llegar a casa, arrojarse sobre su cama y dormir tanto como le fuera posible. Oh, bien, tendría que conformarse con un ramen instantáneo de la alacena.

Subió las escaleras metálicas del edificio departamental sin fijarse mucho en su alrededor, aunque un agradable aroma a cerdo con jengibre llegó hasta su nariz cuando llegó a su piso le hizo sentir un poco de envidia por cualquiera de sus vecinos que fuera a cenar aquello que olía tan delicioso.

Tratando de ignorar su alrededor, sacó las llaves en su bolsillo y abrió la puerta de su departamento.

—Estoy en casa —se anunció sin ganas para inmediatamente después de cruzar el umbral. Por pura costumbre de hacerlo, no porque esperaba que alguien le respondiera. Antes de agacharse a quitarse las sandalias, se deshizo de la parte superior de su ropa y su bandana.

—Bienvenido a casa, Naruto-kun —la suave, e inesperada, voz de su novia le hizo alzar su mirada hacia el rincón donde estaba su pequeña cocina. Hinata, vestida con su ropa casual y su cabello recogido en una coleta, le sonreía mientras secaba sus manos en el delantal que llevaba atado a su cintura.

—Hinata —la nombró en un hilo de voz, aún bastante sorprendido de verla ahí. Podía sentir las cuencas de sus ojos dolerle por lo mucho que había abierto sus párpados. La aludida le sonrió al mismo tiempo que se acercó a él a un paso alegre.

—Usé la copia de la llave que me diste, por favor discúlpame por no consultarlo contigo antes —le aclaró su presencia ahí, Naruto pudo sentir cómo ella lo tomaba de las manos—. Pero Rokudaime-sama me contó que hoy regresarías de tu misión y pensé que era una buena idea tener una cena lista para ti. Debes estar muy cansado, ¿no es así?

Naruto, quien se había quedado sin habla, solo se limitó a asentir con un torpe movimiento de su cabeza. La mirada de Hinata de pronto se afligió.

—¿Te molesta que no te pidiera permiso para entrar a tu departamento antes de que te fueras? —preguntó bajando su mirada, avergonzada.

Aquello por fin despertó al rubio de su trance—¡No!, para eso te di esa copia, ¡tú puedes entrar a esta casa siempre que quieras-ttebayo! —le aclaró enérgicamente—. Es solo que...no esperaba encontrarte aquí. No esperaba encontrar a nadie aquí cuando regresara. Fue toda una sorpresa.

Hinata recobró el buen ánimo, volviendo a sonreír—. ¿Una buena sorpresa?

—¿Bromeas?, ¡fue la mejor sorpresa-ttebayo! —le sonrió de vuelta, volviendo a tomarla de las manos pues ella lo había soltado—. Es la primera vez que escucho una respuesta cuando anuncio que estoy en casa.

Por el brillo en los ojos nacarados de su novia, entendió que esa revelación le había conmovido. Pudo sentir cómo sus dedos se entrelazaron con los de ella—. Bienvenido a casa, Naruto-kun —repitió con entusiasmo.

Él le sonrió tan ampliamente que su felicidad era palpable.

Fue la primera vez que la escuchaba darle la bienvenida, pero definitivamente no quería que fuera la última.