15. Fracaso

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Joshua Casttle

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Joshua Casttle

Esa profunda sensación de fracaso me inundaba los poros, se me metía en los pulmones y me hinchaba el pecho a medida que me acercaba al cafetín donde había visto entrar al novio de Mary Alice.

Lo seguí rápidamente hasta el interior y, una vez que lo vi pararse a pedir un café, me detuve a su lado. ¿Cómo se podía iniciar esa conversación? Era claro que para mí se trataba de algo súper incómodo, pero estaba desesperado y ya no sabía qué hacer.

No sabía qué decir tampoco así que decidí hacerlo a la vieja usanza.

—Un latte de vainilla, por favor —pedí en la barra, cruzando sistemáticamente mi mano en su camino para que me notara. Y eso hizo, me miró de arriba abajo y yo le devolví la mirada, aunque de una forma menos despectiva—. Disculpa —dije alejándome—. Es que en esta cafetería tienden a ignorar a... —pero a media frase se dio media vuelta y caminó más allá para ignorarme con todas las letras.

«Vaya cretino, encima va a ponérmela difícil». Pensé para mí mientras la chica me servía el latte y yo pensaba una nueva forma de iniciar una conversación con él.

—Gracias —se dirigió Justin a una chica que le entregó un café en un vaso para llevar. No había manera de hacerlo hablarme con alguna elocuencia. Entonces no tuve otro remedio que detenerlo de frente.

—Disculpa, Justin, ¿cierto?

—¿Qué quieres? —preguntó como si yo fuese indigno de hablarle. Yo respiré profundo, solo porque necesitaba algo de él.

—¿Podrías decirme si sabes dónde está Mary Alice? —arqueó una ceja.

—Como si no lo supieras —me tragué las malas palabras y le sonreí.

—Tengo tres días que no sé nada de ella, ¿sabes si está en su casa o algo? —Justin ladeó la cabeza y negó.

—No tengo idea —replicó sin dejar de mirarme como si quisiera arrancarme la cabeza.

—¿A ti te responde el teléfono? —él se sacó una mano del bolsillo y miró su reloj.

—¿Terminaste de jugar al detective?, ¿puedo irme? —presioné los dientes con fuerza para volver a evitar decirle una barbaridad. Pero como no le respondí se empezó a dar media vuelta y yo negué con la cabeza. Necesitaba saber.

—¿Podrías decirme dónde está? No puedo encontrarla —le pedí adelantándome y él me miró por encima del hombro, como si yo fuese poca cosa.

—Deberías entender la indirecta: ella no quiere que la encuentres —sentenció marchándose y dejándome ver algo que no habría notado si me hubiese aproximado a golpearlo como alguna parte interna de mi ser deseaba.

Él no sabía dónde estaba Mary Alice. ¿Y entonces?

Bueno, bien. Seamos honestos, ¿por qué iba a saberlo? A veces pasaba días enteros sin saber nada de ella. En varios niveles, yo sabía que era estúpido acercarme al verlo pasar por la calle, pero de eso iba el fracaso, de buscar una respuesta en los lugares más absurdos para conseguir NADA.

Valiosa [Serie Verdades I] (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora