Ceremonia de Matrimonio

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Ryūnosuke tenía tres meses de nacido cuando sus padres contrajeron matrimonio. Se encontraban en la ceremonia de la boda, disfrutando de los bocadillos, la música, el buen ambiente, junto con los miembros de la Port Mafia y amigos.

Chūya bebía sólo un poco de vino para evitar la embriaguez. No quería hacer el ridículo el día de su boda. Estaba feliz.

Kouyou cargaba al pequeño Ryū en sus brazos, arrullándolo por el lugar. Por suerte, el niño era bastante tranquilo y no se inmutaba en estar en brazos ajenos, que no sean de alguno de sus padres.

— ¡Es muy lindo, Ryū-chan! Dazai, ¿Por qué el trajesito de pollito amarillo?

— Hmm, buena pregunta. Chūya le compró ese traje para nuestra boda. Creo que se ve bien en Ryūnosuke. Después de todo, él es nuestro pollito, nuestro bebé, y el bebé de la Port Mafia.

Respondió Dazai con una sonrisa. Al igual que Chūya, vestía con un traje de gala color blanco, y un moño de ceremonia de corbata. Sólo que a excepción del pelirrojo, él no llevaba un sombrero blanco adornando su cabeza.

— Lo es. Ryū-chan es el bebé de la Port Mafia. Entonces... ¿Puedo ser una abuela para él? Tú sabes...yo quiero a Chūya como si fuera mi...

— Puedes. Ryū estará muy feliz de tener una abuela como tú, Kouyou-san.

🍼🐣🍼🐣🍼🐣🍼

Mientras los invitados disfrutaban de la fiesta, y Kouyou junto con Mori se divertían cuidando al bebé Ryūnosuke, Dazai y Chūya fueron a un lugar solitario dónde podrían estar juntos durante unos minutos, sentados en una banca.

— Dazai, ¿Estás feliz? ¿Eres feliz siendo mi...esposo?

Cuestionó Chūya con curiosidad. El castaño sonrió.

— Yo te odiaba, Chūya. Tú me odiabas a mí. Pero todo ese odio se convirtió en un amor que nadie creía real. Soy muy feliz a tu lado, Chūya. Mis ganas de vivir, son demasiadas si estoy contigo y con Ryūnosuke.

Respondió serio. Derramó algunas lágrimas, que Chūya limpió con sus pulgares.

— Lo mismo digo.

Chūya se aproximó al rostro de Dazai, dando inicio a un tierno beso en los labios, que poco a poco se volvía más intenso.

— C-Chūya... Volvamos. Ryū debe estar asustado sin vernos.

— Es verdad. ¿Sabes? Miré unos nuevos zapatos de tela que quedarían bien en Ryū. Se los compraré mañana.

Salían del lugar, tomados de la mano.

— Pero Ryū puede mantenerse sólo con calcetines. Es muy pequeño, Chūya, ni siquiera camina.

— Lo sé. Pero se ve tierno. También le compraré un sombrero de tela.

— ¿S-Sombrero?

— Sí. Le tienen que gustar los sombreros.

Dazai se quedó en silencio durante segundos. Después sonrió resignado de que su hijo tuviera que usar sombreros porque al padre le gustaban.

— Bien... Ryū con sombrero... Se verá lindo.


¡Demasiado!

WAWITA DEL SOUKOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora