Hijo Sin Cejas

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Ryū se había salido con la suya. Le compraron al peluche al que llamó "Dashōmon", y ahora se encontraban en la farmacia en busca de pañales y leche para el niño.

Si bien, Dazai se encargaba de alimentarlo con leche materna, había momentos en los que no podía y Chūya lo alimentaba con leche preparada y su biberón. Por eso era importante para ellos tener leche en polvo y biberones nuevos para Ryū siempre en casa.

Tenían todo lo necesario en su canasta. Ryūnosuke caminaba a paso lento, siguiendo a Dazai, principalmente. Con uno de sus brazos, sujetaba bien a su nuevo peluche, y con su manita del brazo contraria, apretaba la parte baja de la gabardina de Dazai, por si tropezaba. No paraba de seguirlo, sin perder de vista a Chūya tampoco.

En eso, Dazai se detuvo momentáneamente, haciendo chocar a Ryū contra él y caer sentado.

— ¡Ryū!

Chūya se percató de ello. Fue rápidamente hacia el bebé azabache y lo levantó, sacudiendo su ropa y peluche.

Dazai, Ryū va pegado a tí. Deberías fijarte bien antes de detenerte.

Ups, esta vez, creí que Ryūnosuke no estaba conmigo. Lo siento mucho, Ryū.

Milagrosamente, el azabache no lloró y siguió sonriendo, muy juntito a Dazai, quien acarició su cabellera con ternura.

Pañales, leche, biberones nuevos, un chupón, papillas, cucharas pequeñas para bebés y un par de sonajas. ¿Faltará algo más?

Chūya revisaba la lista, sin recordar algo más que podría hacerles falta en casa, cuando el bebé azabache echó en la canasta una almohada de Mickey Mouse.

Ryū, tienes una almohada en casa...

Acarició la cabellera de Ryū, despeinándolo.

Dosh. Una pa-lla mí, otia Dashōmon.

Respondió entre risitas, yendo a colgarse de una de las piernas de Chūya, haciéndolo difícil caminar con libertad.

O-Oye, lindura, ¿No crees que estás aprovechando lo de tu cumpleaños para pedirlo todo?

Dijo Chūya al sacar sus conclusiones. Ryūnosuke era un listo. Dazai sonrió.

Chūya, Ryū se lo merece. Es un buen hijo.

Intervino Dazai. Un recuerdo vino a la mente del pelirrojo, quien levantó a Ryūnosuke en brazos junto con el peluche, observando su carita.

— Muchos me preguntan que si porqué mi hijo no tiene cejas... ¿Será normal que él no tenga suficiente ceja, Dazai? Me preocupa...

El niño bostezó, tenía sueño, así que recargó en uno de los hombros y cuello del joven de sombrero, para cerrar sus ojitos e intentar dormir. Chūya le daba palmaditas delicadas en su espalda, y una vez dormido, lo acunó en sus brazos, envuelto en su frazada suave.

Dazai había quedado pensativo en respuestas a esa pregunta. No lo sabía. Pero tampoco le molestaba que Ryū no tuviera mucha ceja. Acomodó mejor la frazada de su hijo, para poder cubrirlo más, y le puso un gorro suave y afelpado en su cabeza, y un par de guantes. Era finales de febrero y el frío estaba fuerte.
Chūya lo arrulló un poco para evitar que despertara.

— Mi madre no tenía cejas, Chūya. Supongo que Ryū es una combinación de sus dos abuelas.

Contestó serio.

🍼🐣🍼🐣🍼🐣🍼🐣

Habían regresado a casa y puesto a Ryū a dormir en su cuna, muy abrigado. Fue un día agotador ir de compras de cumpleaños con Ryū.

Dazai y Chūya se dejaron caer sobre la cama, espalda abajo, agotados.

— Oye, Mori-san me preguntó... ¿Cuándo le haremos un hermanito a Ryūnosuke?

Dijo Chūya siendo serio, fingiendo que no le interesaba. El castaño estaba sonrojado.

Después. Ryū apenas cumplirá un año, sigue siendo un bebé que me necesita, necesita nuestra atención. Tener otro niño significa atención a los dos y descuidar a Ryū. Yo... Quiero esperar a que Ryūnosuke tenga al menos los cinco años.

— Oh, bueno, estoy de acuerdo en eso... Sabes... Compré...condones...

Dazai volteó avergonzado, sin responder nada.

— Dazai, van casi dos meses que nosotros no...

— Lo sé.

— Pero, ¿te sucede algo? ¿Ya no estás interesado en mí? ¿Es porque...es demasiado pequeña?

— No, Chūya. No es eso. Sólo que... He tenido pesadillas de los traumas de mi niñez. Tú sabes... Mis tíos...

— Lo siento...

— No es tu culpa. Yo te amo y amo a Ryū. Quizás unos días más olvide un poco esas pesadillas terribles y pueda disfrutar hacerlo contigo como antes.

— No te preocupes. Te comprendo, y quiero que estés bien.

Se aproximó al joven del vendaje, para depositar un tierno beso en su frente.

— Descansa, Dazai. Deseo que tu sueño de esta noche no sea un recuerdo pesadilla de esos malditos.

— Gracias, Chūya.




Si se cortan los guiones, fue Wattpad.

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