Bebé Ryūnosuke, guerra con Papi Chūya

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Amanecía.

Ryū ya había avisado a sus padres que estaba despierto. Aún lloraba un poco mientras era calmado por Chūya, quien lo arrullaba envuelto en una frazada suave y cálida.

— Tranquilo, amor. Vas a despertar a mami.

Chūya notó abultado el pañal de Ryūnosuke. Lo recostó en una mesita-cama que tenían en el cuarto de baño, y empezó a limpiarlo y cambiar su pañal por uno nuevo. Era de las cosas más asquerosas y única que detestaba de ser padre, pero debía hacerlo. Él y Dazai jamás adoptaron roles diferentes, ambos hacían lo mismo en cuanto a la limpieza del hogar, la cocina y cuidar a Ryū. No porque Dazai sea madre significaba que toda la carga era para él, cuando Chūya también era el responsable.

El bebé azabache ya no lloraba, pero ahora, mordía un dedito pulgar de uno de sus pies.

— ¡Oye, Ryū! No hagas eso... Si tienes hambre, papi te preparará algo. ¿Leche o papilla?

Levantó a Ryū en brazos junto con el "molesto" peluche, y se dirigieron a la cocina.

— ¡Deche!

Respondió energético.

El pelirrojo lo sentó en una silla para bebés, y así, él poder ir a preparar esa leche.

— Dashō-mon, ¿Quelles deche?

Ofrecía al juguete. Chūya se asustó un poco y decidió seguir escuchando a ver si "el muñeco le contestaba" para irlo a tirar. Desde que lo compró, ha estado incómodo con él en casa.

— ¿Eh? ¿Deche de ma-mi? ¡Pa-pi, deche de mami!

— Te estoy escuchando, Ryūnosuke, y vas a tomar de esta leche porque mami está dormido y no lo despertarás. Y no hables con ese peluche.

Regañó. Ryū frunció el ceño, y sus ojitos se llenaron de lágrimas.

— Aquí tienes. Es muy rica también. ¿Quieres una galletita?

Esto último contentó al pequeño Ryū, quien sonrió y aplaudió un par de veces.

— ¡Shí, galle-tita!

Chūya sacó una sola galleta del paquete, suficiente para un niño pequeño, y la partió en dos. Ryūnosuke lamía la mitad de la galleta para hacerla blanda y poder morderla.

— Bien. Buen provecho. Iré a preparar algo para Dazai y para mí.

En ese momento, Dazai llegó a la cocina con un semblante débil. Estaba pálido y se detenía de pie gracias a las paredes.

— ¡Dazai! ¡¿Qué tienes?! ¡¿Te sientes mal?!

Rápidamente Chūya se acercó a él.

— Me picó una araña venenosa que maté después en la habitación...

Después de ello, se desvaneció sobre el suelo, sin lastimarse mucho ya que Chūya lo evitó gracias a su habilidad.

— ¡Llamaré a una ambulancia!

Fue por su teléfono móvil a la habitación. Ryūnosuke observaba con sus ojitos llorosos a Dazai, tirado sobre el suelo. Quería bajar con él, y empezaba a moverse en la silla para bajar por sí solo.

— Mami... ¡Ma-má!

Rashōmon de peluche cayó al suelo. Una razón más para bajar. Ryū se tambaleó más con la silla hasta caer. Soltó el llanto.

— ¡Ryū! ¡¿Me quieren matar de un susto?!

Chūya regresó y levantó al azabache del suelo, revisaba que no tuviera heridas graves.

— ¡Mami nu desh-pieta!

— Lo sé. Ya lo hará. Los médicos lo van a revisar.

WAWITA DEL SOUKOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora