Despedida

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The Boys
Por: Kirari Ai

Capítulo 3
Despedida.

Cuando Suzy despertó, se encontró en un cuarto sucio y desconocido. Tirada en una cama vieja. Se incorporó, mareada y se percató del grillete que había sido puesto en su pie. Entonces se asustó y enseguida recordó lo que había pasado...
Recordó la terrible bestia negra aproximandose a ella, recordó a su querida amiga tratando de defenderla, en vano. Recordó cómo el monstruo lanzó a su anfitriona por los aires y la preocupación que sintió al ver aquello. Luego recordó las ásperas manos de la criatura elevandola por el cielo y por último, la cara de terror de Yoona al gritar su nombre.

Miró mejor a su alrededor. El pequeño cuarto de piedra caliza estaba iluminado por una delgada ventana con barrotes, desde la cual se escuchaba el sonido de las olas rompiendo. El cuarto no tenía más que la cama en la que estaba, paja dispersada en el suelo y una pesada puerta de hierro con orificios en su parte superior. Era un calabozo.
En eso, se escucharon pasos provenientes de fuera del sitio.
-Su majestad-. Se oyó la voz de dos hombres, seguida del sonido de lo que parecían ser armaduras.
-¿Ya despertó nuestra huésped?- Se escuchó una voz diferente.
Un hombre se asomó por entre los orificios, mirando a la joven encerrada.
-Sí, majestad.
-Abran la puerta.

La entrada fue abierta y otro hombre cruzó la puerta. Era alto, de tez blanca, con una barba canosa y corta. Portaba una corona de oro, además de una capa de piel blanca, con plumas, sobre una camisa negra de botones. Lo que llamó la atención de la chica, fue que sus ojos no eran rasgados, además de que eran azules. Las únicas veces que ella había visto gente así, era cuando los reyes de Ixam, un reino muy lejano, visitaban su castillo.
-¿¡Quien es usted!? ¿¡Qué es lo que hago aquí!?- Preguntó Suzy, gritando.
-¡Ssshhh!- El hombre se llevó un dedo a la boca. La princesa cerró la suya. El soberano la observó por unos segundos.-¿Cómo ha estado, princesa?
-¿Por qué me trajo aquí?- Dijo la joven, sin gritar, pero con enojo en su voz.
-Necesitamos de sus servicios.
-¿Servicios?
-Usted nos será de mucha ayuda...¡Oh! ¿Pero dónde están mis modales? Mi nombre es Donovan, rey de Eciled. Es un honor conocerla por fin, princesa-. El rey hizo una reverencia y volteó a ver la chica, esperando una respuesta; pero ella sólo lo vio con desprecio. Finalmente el hombre se incorporó.
-¿Qué quieren de mí?
-Ya se lo dije, sus servicios.
-No comprendo.
-La hemos buscado por mucho tiempo, majestad. Usted nunca antes había sufrido una herida sangrante, ¿cierto?-Suzy supo a lo que se refería. La espina con la que se había pinchado y la que le había provocado una herida sangrante.- Eso lo explica todo...Aunque, debo decir, que es una lástima...siendo usted una doncella tan joven y hermosa...- El soberano se acercó a la joven, tomó su barbilla y la observó fijamente, pero la princesa se apartó de él enseguida.- Una verdadera lástima...

El hombre salió de la habitación sin decir más, volviendo a encerrar a Suzy.
Entonces ella volteó a ver su mano, el lugar donde se había cortado,para ser más exactos. Su piel estaba perfecta, la herida ya no estaba ahí.

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Abrí los ojos y era de día. Había tenido un sueño reparador. ¡Quizás todo había sido una pesadilla! ¡Quizás Suzy estaría en el comedor cuando yo bajara!
Me levanté de mi cama y tomé la ropa que usaría ese día: Unos pantalones azules con adornos y botones dorados; con unas botas a juego y una camisa blanca de botones también oro, cuyos costados eran del color del pantalón.
Estaba a punto de salir de mi recámara, cuando, al darme media vuelta, pude divisar en mi cama el frasco que Hyuna me había entregado.

Entonces no lo había soñado...tomé el recipiente y lo observé unos segundos, decepcionada.
¡Pero no tenía tiempo qué perder! ¡Debía buscar a Suzy!
-¡Papá!- Lo llamé, a la par que iba al salón principal, donde seguramente estaría. Mas no lo encontré. Fui al comedor y efectivamente, él estaba ahí.-¡Papá! ¡Me voy! ¡Que preparen mi caballo! ¡Escuderos! ¡Y mis armas! ¡Ya!- Exigí, golpeando la inmensa mesa una vez frente a ella.
-¡Hija, cálmate!
-¡No, papá! ¡Quién sabe qué le esté sucediendo a Suzy en estos momentos! ¡Debo encontrarla lo antes posible!
-¡Ni siquiera sabes a dónde ir!
Ese argumento me hizo poner los pies en la tierra por un segundo.
-¡Para eso tengo esto!- Alcé en el aire el frasco de la pitonisa.
-¿Y sabes cómo funciona?
-Pues...- De nuevo me hizo callar.-No...
-Siéntate...-Hice lo que me ordenó y, rápidamente, fue depositado frente a mí el desayuno.-Come...
-¡No tengo tiempo papá! ¡Debo...!
-Come-. Me dijo más severamente.Si bien mi prioridad era encontrar a Suzy, el hambre me invadía y él no me dejaría avanzar hasta que no me hubiera visto ingerir alimento. Tomé mi cuchillo y tenedor y comencé a cortar la carne en mi bandeja. -No puedes irte así, sin un plan.-Mi padre tenía razón.- Estás bien respecto a lo que dijiste. Ya te tengo todo listo.
-¡Gracias!- Dije.
-Pero debo saber a dónde irás.
-Pues, la hechicera me dijo que esto me diría a dónde ir.
-Ella sólo lo lanzó, ¿no fue así?
-Sí. ¿Pero será tan sencillo?
-Inténtalo. Tal vez si piensas lo que quieres saber funcione.

En mi cabeza visualicé la imagen de un cristal negro y un mapa. Abrí el frasco y lancé los polvos. En efecto, estos se quedaron flotando y la clara visión de un reino se hizo presente, para luego verse un letrero de desviación con el nombre de "Syar".
-¿Syar? Es ese reino pesquero no muy lejos de aquí. Solíamos viajar ahí cuando era pequeña, ¿verdad?
-Ese mismo. Si te vas ahora, llegarás ahí al atardecer.
-Entonces me apresuraré a comer.
-Sé que tu travesía será larga, por eso quiero que te reportes conmigo constantemente.
-¿Cómo?-Terminé mi plato. Mi padre aplaudió y un paje entró al comedor con un halcón en el brazo.-¿Halcones mensajeros? Pero no los usamos desde...- Me detuve.
-...Tú no los has usado, pero yo sí. No han perdido el toque-. El paje se me acercó, me entregó un guante, el cual me puse y luego depositó al ave en mi brazo.-Recuerdas cómo tratarlos, ¿cierto?
-No demasiado.
-No importa, este paje te acompañará en tu viaje.
-Me llamo Jonghwan-. Hizo una reverencia.-Será un honor acompañarla, princesa.
Quise corregirlo y pedirle que me llamara Príncipe, pero eso hubiese molestado a mi padre.

Me levanté de la mesa.
-Entonces, me voy.
-Te acompaño al patio-. Dijo mi padre.
Salimos de la cocina y apenas lo hicimos, mi dama de honor me interceptó.
-Prince...Principe, ¿Ya va a partir?
-Así es, Hyorin.
-Yo también la acompaño.
Cruzamos todo el castillo hasta la salida y, justo como había dicho mi padre, mi grupo de escuderos ya estaba ahí. Le entregué el halcón a Jonghwan y me dirigí al soberano.

-Padre...-Quería despedirme,pero no sabía cómo. En ese momento mi progenitor me sorprendió con un abrazo.
-Hija...-Luego se apartó de mí, pero sin soltar mis hombros. Me vio a la cara.-Sé que tu viaje será duro y muy peligroso. Voy a rezarle a Dios todos los días para que regreses a casa con bien.-Tomó mi cara entre sus manos y sus ojos se pusieron cristalinos.-Te amo, hija. Nunca lo olvides.
-¡Papá...!- Mis ojos se pusieron de la misma forma y volví a abrazar al rey. No dije nada,pero ese abrazo fue más que suficiente para decirle que yo sentía lo mismo.
Me separé por completo de él y limpié mis ojos con mi muñeca. Volteé a ver a Hyorin, para después abrazarla a ella también.
-Cuídese mucho, prince...-Iba a decirme del modo masculino en que se lo había pedido.
-Está bien, está bien-. Le dije.-También tú. Cuida mucho de papá.-Ella sonrió y yo tomé sus manos y las apreté.Me di media vuelta y fui a montar mi caballo, acto seguido se me fueron entregados mi arco, con su funda de flechas y mi espada, la cual enfundé en mi cadera.-¡Vamos!- Grité para indicar la partida, toda la caballeriza me siguió. Volteé una última vez para observar a mi padre, mi dama de honor y todos los que se encontraban en el castillo, luego fijé mi mirada al frente y la decisión se apoderó de mí.

Ending: http://youtu.be/BLHXNMtf8Fw

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