Como clavos al andar

185 9 0
                                        

Capítulo 8
Como clavos al andar.

Desperté ante la brillante luz del sol que asomaba por las ventanas. Lo primero que vi fue el apacible y bello rostro de Marina. ¡Estábamos abrazadas! ¿Pero en qué momento...? Quizás ella se había acercado a mí entre sueños y yo no la había rechazado por el cansancio. Aparté de mí sus brazos, con delicadeza. Después me levanté de la cama, tomé mi ropa y fui detrás del bombo para cambiarme.
Estaba a punto de terminar, cuando escuché a la pelirroja haciendo ruido en la cama. Asomé mi cabeza por un lado para verla.
-¡Buenos días! Ya casi acabo, enseguida te dejo a ti cambiarte-La joven me sonrió sentada en la cama.-¿Lista para hoy?
La doncella asintió, pero no parecía muy convencida.
-¿Qué vestido usarás?- Ella alzó los hombros como señal de que no sabía.-¿En este cuarto hay vestidos?-Asintió y señaló un gran closet de madera negra en la esquina de la habitación.Terminé de cambiarme y fui al frente del ropero. Lo abrí y me encontré con una notable cantidad de prendas.-¡Wow!
Había vestidos de todo tipo y colores. Negros, blancos, grises, amarillos, etc. Les eché un vistazo rápido, hasta que vi uno que llamó mi atención.
-¿Te molesta si elijo uno para ti?- Marina negó feliz. Saqué un vestido azul cielo con la falda de retazos de chifón. Un cinturón de plata adornaba la cintura y pedredería del mismo tono se veía en el hombro. Era corto, pero poseía una larga cola detrás, como los vestidos de gala debían ser.-¿Te gusta?- La pelirroja asintió emocionada.-¿Quieres probartelo?-La joven pensó un poco. -¿O prefieres esperar hasta la fiesta?- La doncella asintió.-¿Viste los arreglos de anoche? A pesar de estar oscuro lucían muy bien.- Ella sonrió. Se levantó de la cama y agarró su ropa.
Estaba cepillando mi cabello en el espejo, sin quererlo, noté el reflejo de Marina cambiandose. No era que fuese una pervertida ni nada, pero un tatuaje en su hombro llamó mi atención. Era una flor, de color rosa fuerte y brillante.

------------------------------------------------------------------------------------------------

Suzy veía por la ventana. Agradecía que estuviera cerca de la cama, pues así podía asomarse por ella, aunque fuera un poco. Ya habían traído de vuelta a Mino, lo sabía porque había escuchado cómo abrían su puerta hacía tiempo. Esperaba que no tardara demasiado en despertar. La verdad no sabía qué esperar respecto a nada.
De pronto escuchó pasos acercándose.
-¡Majestad!- Oyó a los guardias decir. La puerta fue abierta y Donovan entró al calabozo. La princesa se puso a la defensiva.
-¡Por Dios santo! ¡Es verdad! ¡Estás despierta! ¡Y más aún, estás perfectamente de pie!- El hombre no cabía en su asombro, mientras la joven lo veía con desprecio.-¡Parece que no nos equivocamos! ¡Llévenla!
-¿¡Qué!?- Exclamó la doncella.
-Ya estás en perfectas condiciones para otra visita.
Los subordinados accedieron a la prisión y tomaron a la fuerza a la encarcelada.
-¡No! ¡No! ¡No quiero volver ahí!- Suplicaba la prisionera.
-De nada sirve que grites-. Dijo el soberano.

Mientras era arrastrada, Ella observaba las caras de los demás reclusos. Sus rostros de tristeza y compasión al verla, ahora poseían también el sentimiento de sorpresa e incredulidad. Todo el trayecto intentó resistirse,pero fue inútil. Los hombres la introdujeron de nuevo a aquel horrible lugar.

------------------------------------------------------------------------------------------------

Un sentimiento de opresión me tomó desprevenida. Estaba con Marina y Nichkhun en el salón principal, preparando lo que faltaba para el baile. Aquel sentimiento de angustia hizo que tuviera que apartarme un poco de mis amigos.
-¿Qué te pasa, Yoona?- Preguntó el príncipe.
-No es nada. Realmente tienes buen gusto, Nichkhun-. Dije mientras tomaba una de las guirnaldas colgadas en la pared, con el fin de distraerme.
-Gracias-. Agradeció el soberano, preocupado.
La joven pelirroja acariciaba mi brazo en un intento de consolarme.
-Estoy bien-. Tomé su mano y le sonreí cálidamente. Comprendió que no necesitaba de ella y decidió ir hasta el arpa del salón, la cual acarició.
-Tocaste de maravilla ayer-. Comentó Nichkhun, acercándosele.
La doncella bajó la mirada y adquirió un leve sonrojo.
-Es cierto-. Añadí, ya recobrandome.
-La forma en que la princesa de Erac toca no se compara con la tuya.
Mi compañera de habitación acariciaba su cabello de forma nerviosa, pero sin dejar de sonreír.
-Si sigues así provocarás que se desmaye-. Bromeé.
Mi amigo rió modestamente.
-Por cierto, Yoona. No me contaste la razón por la que te llamas a ti misma "Príncipe".
-Sólo te diré que tiene que ver con una promesa que le hice a alguien a quien aprecio sobremanera.
-La siempre misteriosa e impredecible Yoona...- Dijo él no muy complacido.
-Señor, hemos terminado los preparativos. Todo está listo para el baile-. Anunció Hyejeong, la sirvienta, luego de aproximarse a nosotros.
-Muchas gracias. Pediré que al final de la celebración les preparen un postre especial a todos.
-¡Gracias, su alteza!- La joven hizo una reverencia y se retiró.
Tomé del brazo a Nichkhun y lo alejé lo suficiente como para que Marina no escuchase lo que diría. Ella lo notó, pero decidió no darle importancia.
-¿Enserio crees que esa doncella venga?
-¡Tiene que venir!
-¿Y qué si no?
-Entonces tendremos un baile en el que todos disfrutarán.
-Menos tú...
-Menos yo...
-No eleves mucho tus expectativas, Nichkhun, nada es seguro.
El príncipe hizo una cara que parecía decir "Lo sé, no me lo recuerdes." con fastidio.
-Dime, ¿qué te pondrás?- Cambió de tema.
-Aún no lo sé.
-En tu alcoba hay varios vestidos, puedes elegir el que quieras.
-Gracias, pero yo traje los míos.
-¿¡Eh!?
-Tendré complejo de caballero, pero no dejo de ser una dama.
-¡Ay, Yoona!
-¿Dónde están mis hombres? No los he visto en toda la mañana-. Dije.
-Los mandé a patrullar los alrededores. Siempre que hay bailes reales los bandidos se arremolinan a las afueras del reino. Espero que no te moleste.
Realmente no podía decir nada al respecto.
-¿A qué horas llegarán los invitados?
-Generalmente llegan cerca de las 6.
-Aún falta tiempo para eso...- Miré el gran reloj que se alzaba en medio del salón. Eran las 11:15 A.M.
-¿Por qué no recorres la ciudad con Marina? Pueden ver también las decoraciones que mandé poner en ella-. Seguramente el príncipe había notado mi cara de aburrimiento. -Sólo tú y ella. Los guardias están también en la ciudad, es seguro.
-¿Por qué no nos acompañas?
-Tengo asuntos reales por atender.
-De acuerdo. ¡Marina!- Volví con ella, ahora veía una bella pintura en la pared. -¿Te gustaría acompañarme a recorrer la ciudad?
La pelirroja asintió entusiasmada.

The BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora