sᴇᴄʀᴇᴛ ʟᴏᴠᴇ || ʀᴇɢɪɴᴀʟᴅ ʏ ᴘᴏɢᴏ

Number ten

Número diez- ¿Quien es ella?

Pogo de había estado viendo con ella sabiendo que estaba mal, cualquier día lo descubrirían y todo se iría a la shet como dicen los gringos.

Reginald sospechaba de algo pero no se preocupaba ya que el confiaba ciegamente en Pogo.

Gran error querido Reginald......

Si. Ese fue su primer error confiar en el primate, claramente había algo raro y Reginald lo descubriría.

Primero trataría de encargarlo para ver si tenia las pelotas para decirle la verdad.

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— Ya es hora de que me digas la verdad ¿no crees?.

En ese segundo el primate se tenso.

— ¿D-de que hablas?.

— Ya lo sé todo Pogo no tienes porque ocultarlo.

El primate soltó un suspiro pesado y hablo.

— Mira te juro no quería hacerlo ella me obligó.

— Ajá y yo nací ayer.—resoplo—

— Mira te lo juro que Grace me dijo que esas galletas eran para mi.

Reginald frunció su ceño.

— ¿Que galletas?. 

— Espera ¿no hablas de las galletas?.

— ¿Eh? claro que no ¡ahora no te desvíes del tema Pogo!.

— ¡Pero no se de que tema hablas!.

— ¡Claro que lo sabes! ¡Sabes que me refiero a ella!

  — ¿Ella?.

Pogo no te hagas todos sabemos a que se refiere.

¡Cállate estúpida conciencia! 

— No sé a que te refieres.

— Agh claro que lo sabes, pero no importa trata de hacerte el inocente ahora ¡Lárgate de mi oficina!.

— Como diga Reginald.

— ¡Señor Hargreeves para ti! [angry]

— Si señor.

Luego de esa discusión me largue de ahí, veras querido/a lector/a te explicare todo esto.

Hace un tiempo conocí a Sally ella es una persona muy especial para mi después de un tiempo de ser amigos decidimos llevar nuestra amistad al ❝siguiente nivel ❞ estábamos saliendo, ahora somos oficialmente una pareja..... Lo que no sabe ella es que tengo algo con Reginald... 👉👈. Sí soy un jodido infiel pero lo disfruto y por eso no le e confesado a nadie sobre esto solo a ti querido lector.

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Omnisciente

― ¡Oh Pogo! ― grito la pequeña niña―

― ¡Cállate Allison!.

― ¡Pogo! ¡Diego me quiere pegar!― dijo la morena mientras corría por la casa.

― ¡Ven aquí niña! ¡me las pagaras!.

― ¡No lo creo!― dice burlona.

― ¡Oh lo lamentaras niña chismosa!―Dijo Diego para despues gritar.