Capitulo 2|Maniquí

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— ¿Que tiene de especial?— Pregunto intrigada.

— Cómpralo y lo sabrás...— Dice.

— ¿Y si me estas timando?— Pregunto insegura.

— No te estoy timando y para que te quedes tranquila, te doy un mes de prueba con el.— Me ofrece.— Si no lo quieres, vienes y te devuelvo el dinero.— Dice.

Tentadora oferta...

— ¿Cuanto cuesta?— Pregunto.

Me dice el precio y después de pensármelo una o dos veces, acepto.

Como me time...

— Vale.— Digo.— ¿Tienes para pagar con tarjeta?— Pregunto y niega.— Ok...— Digo, mientras busco el dinero en el pequeño bolso que tengo colgado del hombro.

Menos mal que Paula me a dicho que íbamos de comprar... Porque si no, no tendría nada para pagar ahora mismo.

— Tome.— Digo pagándole.

— Gracias.— Dice, mientras me ofrece al maniquí.— No te arrepentirás de haberlo comprado.— Dice con una dulce sonrisa.

Se la devuelvo y cogiendolo en brazos como puedo, salgo de la tienda.

Mi móvil comienza a sonar y el nombre de Paula sale en la pantalla, así que contesto.

— ¿Si?— Pregunto apoyando el maniquí en una pared.

No puedo aguantarlo con solo una mano.

— Gracias por haberme dejado sola con el.— Agradece.— Eres la mejo amiga del mundo.

— Lo sabía.— Digo con algo de arrogancia.

— Voy a ir, a su casa.— Avisa.— Así que seguramente vuelva mañana a casa y si no vuelvo es que es un asesino en serie, y me matado.— Exagera riéndose.

— Ok, te espero mañana y si no vienes, llamo a la policía.— Le digo.

— ¡Gracias!— Agradece y por los pelos me deja sorda.— Mañana hablamos que me espera un bombón.— Dice y me despido de ella con un vale y luego cuelgo el teléfono.

Guardo de nuevo el móvil en el bolso y rodeo la cintura del muñeco con mi brazo que si tiene mano, para después cogerlo y con algo de dificultad comenzar andar.

Cuando ya estoy más o menos por al lado de mi casa, un chico se ofrece a ayudarme y acepto sin pensarlo dos veces, porque el maniquí pesa lo suyo...

— Gracias.— Le agradezco cuando llegamos al primer de la finca en la que vivo.

— De nada.— Dice con una sonrisa, mostrando sus blancos y brillantes dientes.

— ¿Puedo preguntarte una cosa?— Pregunta y arqueo una ceja.

Por más cliché que sea, voy a responderle lo de siempre;

Ya lo as hecho.

Ya lo as hecho.— Contesto sonriendo, por mis estúpidos pensamientos.

— Otra.— Dice con una sonrisa tonta.

— Si.— Acepto.

— Que no te sienta mal...— Comienza con cautela. Ya se por donde va...— ¿Como perdistes el brazo?— Dice mirando la parte del cuerpo que me falta.

— En realidad, es medio brazo.— Señalo y lo muevo para que el lo vea.— Y... fue en un accidente de tráfico.— Sonrio, como si mis palabras no me dolieron y le digo.— ¿Puedes ayudarme a entrarle?— Pregunto y el asiente.— Gracias.— Agradezco, mientras saco las llaves de mi bolso y abro la puerta.— Dejalo ahí, por favor.— Le pido, señalando el sofá.

Una vez lo deja, dice.— Pues ya está...— Dice nervioso, ya que se rasca la nuca varias veces.— Me voy, ya nos vemos...— Se me queda mirando fijamente, para que le diga el nombre.

— Alice.— Digo.

— Pues ya nos vemos Alice.— Dice y sale por la puerta de mi apartamento.

No me se su nombre...

— ¿Que haré contigo?— Digo mirando el maniquí que esta acostado en el sofá.

Miro la hora y veo que son ya las siete, así que decido hacerme algo para cenar algo ligero y irme al sofá que hay invidividual al lado del grande, que es en el que está el maniquí.

Pongo el Netflix y me pongo a buscar series o películas...

Ahí tantas series y peliculas... Pero ya las he visto todas.

Me pongo una película de dibujos animados y me quedo viéndola, hasta que termina y decido irme a la cama para estar un rato con el móvil.

Me meto en Instagram y me pongo haber vídeos de risa, para después poco a poco ir cerrando los ojos, hasta cerrarlos del todo.

Buenas noches.

Me digo a mi misma, antes de caer en un oscuro y profundo sueño.

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