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...mientras preparo el desayuno me siento terriblemente sola...

Nuestras primeras semanas de novios fueron increíbles. Claro todo el tiempo lo fue; pero el enamoramiento lo hacía más perfecto.  Sin embargo, al casi mes de novios, me llamaste en la tarde, estabas muy serio.
-Le conté a mi papá que salgo contigo y me dijo que por la edad deberíamos ser amigos. Dijiste eso y sentí como algo se quebraba. Pero, ¿no sabía yo que eso era predecible? Medité mucho y yo con tal de evitarte problemas con tu papá, más de los que ya tenías; te dije que estaba bien, que si eso era lo mejor lo aceptaría.
Pero de nuevo, tú te armaste de valor por los dos y me juraste que eso no era importante, porque tú estabas enamorado de mi y me querías, que no dejarías que no separaran.
Y fue ahí donde yo mori de amor por ti, y acepté, un amor a escondidas que aunque era hermoso, no fui capaz de medir las consecuencias que traería mucho después.

Y entonces, Diego, los dos nos habíamos condenado. Por culpa del maldito amor.

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