"...quisiera estar en el mar, que me lleven las olas. Quiero dejar de respirar..."
A veces te costaba mucho decir lo que sentías, pero no importaba.
Cuando cumplimos un mes de novios, yo hice una dinámica digna de una adolescente, juntar carteles de diferentes partes del mundo. Si, busque y busque en grupos y páginas de Facebook donde hicieran esa dinámica y conseguí varios. Pero cómo no era suficiente, una chica me dijo de un paquete que claro, costaba dinero.
Pero yo quería mostrar que te quería, que me importabas, y lo compré. Cuando llego el día, nos vimos después del trabajo, tenía mucho que no nos veíamos y me puse muy muy guapa sólo para ti (pensé). Platicamos un rato, y no dejaste de besarme, y yo extrañaba tanto sentirte cerca, que de nuevo mande al diablo a cualquiera que nos mirara. Me regalaste una rosa, la única y última que me diste, sin embargo te sentía algo nervioso. Te pregunté que si estabas bien y me dijiste que si.
Te pedí que me avisaras cuando llegarás a casa, y cuando lo hiciste te mande mi sorpresa, los carteles de todo el mundo que conseguí, seguido de un audio y más mensajes melosos y llenos de amor para ti. No respondiste y pensé que no te había gustado, pero en su lugar me llamaste y me dijiste esas palabras que lo marcaron todo
-Te amo, aunque no sepa cómo demostrarlo, te amo.
Y ahí, Diego, caí en cuenta que jamás me había enamorado de alguien, así como yo me enamoré de ti.