...de pronto siento ganas de morir, quiero escaparme de ti (de ti)...
Recuerdo la primera vez que entraste en una crisis. Cómo no, por la escuela. Me dijiste que no entendías algo de química, que esa materia nunca se te dió bien. Te dije que una de mis amigas estaba estudiando ingeniería química y podía pedirle ayuda para que te explicara. Me dijiste que si, y que me lo pagarías a besos.
Cómo es el mundo de pequeño, ¿no? La hermana de esa amiga, quien resulta ser mi mejor amiga de toda la vida; trabajaba en el mismo lugar donde tu mamá. Me dijiste que le pidiera a ella que no le dijera nada, que aún no sabías cómo decirle. Y cómo no, te dije que si.
Pero nunca lo hice, Diego. Porque es mi mejor amiga, no una chismosa. Pero ahora que lo pienso, ojalá le hubiera dicho que se lo contara. Así tu mamá habría sabido el mal que eres capaz de hacer a veces.
Por cierto, nunca le agradeciste a mi amiga por ayudarte con química. Y tampoco le dijiste a tu mamá que salías conmigo.
