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..."todo esto navega en mi cabeza, mientras lavas los platos"...

14 de enero.
Es tu cumpleaños, 9 días después del mío. Y para ello yo te había hecho un pequeño regalo. Pero más allá de eso, días antes tuvimos esa plática. Si, llegamos al punto en el que besos y abrazos no eran suficientes, y necesitábamos más de nosotros. Y la fecha pactada fue tu cumpleaños, un gran regalo, dijiste.
Tú no lo sabes, pero ese día pedí permiso de faltar al trabajo, dejé a mis alumnos por a tener sexo con un muchachito que, en ese entonces, amaba. Estaba claro que no medía las consecuencias de mis actos.
Entre que tuviste problemas para llegar a la hora pactada y entre mucho coraje que te hicieron pasar ese día, te vi; como no, en la estación de siempre.
No negaré que me causo ternura verte entrar al hotel y querer ser valiente y pedir tu aquella habitación, pero terminé haciéndolo yo.
Y en ese cuarto de hotel, entre sudor, jadeos, éxtasis y una llamada de tu mamá interrumpiendo el momento, nos habíamos unido.

Fue un gran regalo Diego, te importo más que la cajita que te hice y todas las cartas, que solo viste y guardaste en tu mochila. 

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