≛ ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 2 ≛

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Rachel.

Solo me llevaré ciertas cosas a la central ya que solo estaré un par de noches, solo para estudiar la misión. Termino de desayunar, luego le sirvo la merienda a Nina «mi mascota o hija canina».

También me encargo de darle sus medicamentos ya que Nina tiene un historial de enfermedades luego de que la encontré cuando estuve en una misión en Dinamarca, la salvé de un maldito enfermo mental el cual la utilizaba para sus experimentos, por suerte puede salvar a otro tipo de animales como aves, reptiles etc. De vez en cuando ella se acuerda lo que ese hijo de perra le hizo, porque llora todas las noches, siempre la apapacho para que sienta que me tiene a mí; ella me quiere tanto como yo a ella.

Recojo mis cosas, luego las pongo en la parte de atrás de mi auto.

Nina se queda sentada en la entrada como una niña buena, hasta que sale corriendo cuando ve a su niñera.

—Buenos días, Rachel. Buenos días, Nina —saluda su niñera.

—Buenos días, Melisa —le digo entregando a mi bendición—. Melisa, probablemente trabajaré hasta tarde...

—No te preocupes, Rachel, yo cuidaré de Nina el tiempo que ocupes. Ella ya es de la familia y la familia se cuida.

—Gracias, Melisa —digo despidiéndose de ella—. Adiós, mi vida preciosa, portate muy bien, ¿oíste soldado? —me lame la mano, luego mueve su cola como buena señal.

Melisa se llevaba Nina hasta su casa; ella vive a un lado de mi casa, por lo tanto no está lejos. Subo a mi auto para pasar Addison y Verónica, ya que ambas viven en el mismo edificio pero en diferente departamento.

Solo hago un par de minutos de mi casa al edificio de ellas. Bajo el vidrio cuando Addison se acerca.

—Buenos días, Rachel.

—Buenos días, Addi.

Ambas nos saludamos de beso en la mejilla como de costumbre.

—¿Y Verónica? —pregunto.

—No tarda en bajar, solo se quedó depilando a Karina.

—Ojalá no se tarde. Aún es temprano para ir al trabajo, pero recuerda que llegar tarde no es de capitanas ni de sargentos.

Suena un teléfono cuando ambas estamos conversando.

Contesta—¿Ya acabaste?, ya baja o llegaremos tarde —pone el teléfono en altavoz.

—Tengo un problema — se escucha la voz nerviosa de Verónica.

—¿Ahora qué hiciste? — Addison pone una expresión preocupante.

—¡Suban! —grita.

Ambas bajamos del auto para saber que hizo Verónica, luego entramos al departamento y vemos a Karina histérica porque Verónica le arrancó las cejas y Verónica en lugar de calmarla solo llora.

—Karina, cálmate —intenta tranquilizarla Addison.

—¡¿Calmarme?!, ¡después de que esta cabrona me arranco las cejas! —responde furiosa.

—Solo son cejas, Karina — encoge los hombros Addison.

—Tiene razón Addison —Verónica se acerca poco a poco— . Además no fue del todo mi culpa, lo que pasa fue que vi un tutorial en YouTube, lo quise intentar así que le dije a Karina que me ayudará.

—Lo que no entiendo es... ¿cómo te dejaste hacer eso por Verónica? — Addison trata de controlar la risa que está por salir.

—Por que me dijo que quería practicar, y yo como buena amiga acepté, pero ahora quiero mis cejas de vuelta o le arranco también las suyas — cruza los brazos enfada.

Sombras Rojas  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora