≛ ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 3 ≛

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Rachel.

El helicóptero aterriza y los soldados bajan. Mis ojos buscan los ojos del depredador que tengo justo a unos metros y es quien me dará la regañada de mi vida «Mi padre».

—General, yo...—llego hasta él, luego intento hablar pero me interrumpen.

—General, el operativo falló. Nos vieron la cara y nuevamente tenemos los mismos indicios del operativo—habla Edward.

—Dime algo que no tenga claro ya, coronel. Ustedes dos—nos señala con la mirada enfadosa—a mi oficina.

—Pueden retirarse—Edward y yo damos la misma orden al mismo tiempo para nuestros soldados.

El general se adelanta y vamos detrás de él. El general coge el ascensor y ahora tenemos que irnos por las escaleras hasta llegar a su oficina. Edward intenta hacerme plática mientras subimos las escaleras.

—¿Qué tal México?.

—Excelente. Es uno de mis países favoritos.

—Tuve la oportunidad de cambiarme a una central en México, pero no lo hice porque creí que solo abría...

—Te recomiendo no hablar mal de México, porque las personas mexicanas atacan a quienes los ofenden y tienen razón.

—Pido perdón por pensar de esa manera.

—Así está mejor—le sonrío.

—Primero las damas—abre la puerta de la oficina del general.

—Gracias, coronel.

—General, permiso para entrar—doy el saludo militar.

No me dice nada, solo hace una señal para que pasemos.

—¿Sobre qué quiere hablarlos, general?.

—Notifiqué al Presidente Jonas del operativo; sin embargo, quedó decepcionado al saber que fue una simple trampa—cruza los brazos.

—El que tiene a Regina sabe perfectamente lo que está haciendo y con quien está jugando—dejo el rastreador sobre el escritorio—. Esto es un mensaje.

—Bien —lo toma—Estos secuestradores llevan tiempo planeando esto, debemos ser más ingeniosos que ellos, atraparlo y matarlos.

—No creo que matarlos sea una buena idea—dice Edward—. Con que los capturemos y quedemos como héroes bastará.

—¿Le pedí su opinión, coronel?—deja caer el rastreador.

—No, señor...

—Si me permite, general—hablo—yo también apoyo la idea del coronel Dwyer. Debemos estructurar un nuevo plan, solo que ahora hay que tomar en cuenta la vida de los secuestradores y saber quién está al mando de ellos; porque todos sabemos que quien está detrás de todo esto no dará la cara.

—Concuerdo con usted, capitana Wayne.

—Está bien —se da la vuelta—. Tienen aproximadamente una semana para crear un nuevo plan de estrategia y mas les vale que esto tenga éxito, o de lo contrario su carrera estará en juego.

—Como usted ordene, mi general—le soy un saludo militar.

—Ya pueden irse ambos.

—Permiso para retirarse, general—decimos Edward y yo en una misma voz.

Nos da la orden de salir. Salgo primero que Edward para irme directo a mi oficina.

Estoy por cerrar la puerta cuando la mano de él la atraviesa.

Sombras Rojas  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora