Capitulo Diecinueve.

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Puedo sentir como mis piernas tiemblan como gelatina al estar tan nerviosa, la cercanía que tenemos es abuso de espacio personal.

Su mira viaja de mis ojos a mis labios unas tres veces, y eso hace que mí cuerpo entero se estremezca.

—Creeeo que deberíamos parar..—le en un susurró tartamudeando, suelta una sonrisa ronca que hace que mí cordura desaparezca.

—¿Porqué?—pregunta— Me gusta estar así, ¿A ti no?—vuelve a preguntar en un tono juguetón.

—Yo..—no logro terminar porque el con su dedo pulgar rosa la comisura de mi labio, cierro mis ojos inmediatamente disfrutando la sensación.

Una parte de mí grita que me alejé y que salga de ahí y la otra me súplica que me quedé quieta y disfruté, en esa parte viene incluida mí conciencia.

—¿Tu qué?—pregunta en el mismo tono.

No respondo y el vuelve a hablar.

—Quiero besarte—dice y yo no digo nada.

Quiero hacer esto pero al mismo tiempo no.

—Me tengo que alejar de ti —digo recordando todo lo que pasó. El me mira confundido y la poca cordura que me queda hace que me alejé de él.

—Me tengo que ir—digo caminando al auto.

—Harper—me llama y lo ignoró.

—Es tarde, necesito regresar—digo y subo, rogando para que él haga lo mismo y afortunadamente lo hace.

El caminó al colegio es silencioso, un silencio tensó. Llegamos al estacionamiento del colegio, parquea el auto y el silencio reina entre nosotros.

—Gracias por todo—le digo y el me observa, antes de que diga algo salgo del auto y camino a la entrada.

El timbre que indica la hora de salida suena, espero con paciencia a Hanna.

—Hola—me saluda alguien a mis espaldas, me giro y me encuentro a James.

—Hola—le devuelvo el saludo.

—¿Estás bien?—pregunta y yo asiento con la cabeza.

—Excelente.

No dice nada y escucho un grito.

—¡Harper vámonos!—grita Zoe y toca la bocina del auto, maldigo de vergüenza.

—Me tengo que ir—digo James.

—Claro, nos vemos mañana.

—Si— digo, me doy la vuelta para caminar hasta Zoe, pero me detengo cuando siento una mirada en mí espalda, giro disimuladamente mí cabeza para mirar de quién se trata.

No muy lejos de mí se encuentran Aaron y los chicos mirándome, trago en seco cuando mis ojos y los de el se encuentran, caminó a toda velocidad hasta el auto subo y no digo nada.
Ella me dan una mirada rápida pero ninguna dice nada.

—¿No estarías en casa?—pregunta Hanna y por un momento quiero gritarle que se callé porque no quiero hablar con nadie pero me contengo.

—Pero estoy aquí—es lo único que respondo.

—¿Cómo que estarías en casa?—ahora es Zoe quien pregunta, Ruedo los ojos.

—Falte a clases—le sigo con simpleza y ella para en secó, haciendo que me mueva de mí asiento.

—Auch— se queja Hanna sobando su codo.

—¿Qué hiciste qué?—pregunta girándose completamente hacía mí.
La miro por unos segundos con irritación.

Hasta que uno caigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora