Capítulo Veinticuatro.

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Lidiar con la culpa es algo complicado, muy complicado, y lo es más cuando todas personas que tú quieres te lo echan en cara.

—Solo eras un niño—murmuro en medio del abrazo, Aaron se separa un poco sin romper por completo el abrazo.

—Mi padre me enseñaba a conducir—dice y hace una pausa—El estaba alterado igual que mí madre y Jasper no tenía ni idea de cómo conducir, y solo subí al auto y comencé a conducir—suelta un suspiro y cierra los ojos

—Yo no quería que…—su voz se quiebra y mí corazón se estruja, lo envuelvo en mis brazos pegándolo más a mí.

—No fue tu culpa—digo y tomo su rostro entre mis manos—No fue tu culpa Aaron, no lo fue—libero el agarre y una fuerte brisa golpe mí rostro.

Volvemos a quedar en silencio y veo como el juega con los dedos de mis manos, no puedo evitar sonreír.

—James—dice y suspira.

Sé que está apunto de decir algo importante, por eso me mantengo en silencio solo escuchándolo.

—James—hace una pausa—El era su mejor amigo, cuando se enteró de que ella ya no estaba, pude ver en sus ojos cómo su mundo se venía abajo—una pequeña lágrima cae por su mejilla—Jasper se encargo de decirles a todos que era mí culpa, muchos lo creyeron y James fue uno de ellos.

No puedo creer como una persona puede ser capaz de hacer una cosa así, definitivamente Jasper era una persona sin corazón, tomarse el tiempo de hablar con todos solo para que Aaron se sienta peor de lo que ya lo hacía.

—El, ¿Todavía?—mi pregunta es un poco vaga, pero el la entiende a la perfección.

—¿El todavía lo creé?, Pues si, todavía lo hace—dice—Todos lo hacen.

—No es así—me digo y el ríe con amargura.

—Es así.

—No, tus amigos no lo hacen—digo haciendo una pequeña pausa— Jaden, Cameron y Nicole no lo hacen, ellos son tus mejores amigos y creen en ti— pongo una mano encima de la suya q y le doy un leve apretón.

—No estás solo—digo.—Tu hermana está orgullosa de ti Aaron, y eres realmente valiente por seguir después de todo lo que te paso, es admirable, yo no podría hacerlo, la idea de perder a mis hermanas es realmente aterradora y no podría hacerlo sin ellas, y te admiró por eso. Eres muy fuerte.

El me está mirando fijamente y eso que mí pulso se elevé levemente por los nervios.

—Gracias—susurra.

Y nos quedamos ahí, uno al lado del otro, viendo al enorme campo de fútbol mientras nuestros dedos se rosan.

Aaron se abrió hacía a mí, confía en mí para contarme cosas que eran importantes para el. ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo?
Confío en el, lo hago, pero todo esto es más grande que yo, el miedo de cuando se entere salga corriendo y dejé hablarme está presente, tengo miedo de que el, justo el, me mire con lástima.

—Creo que es hora de volver a dentro, hace frío—dice y se pone de pie, estira su mano para levantarme.

Cuando ya estamos adentro, caminamos por los pasillos completamente en silencio, el se detiene y me mira. Y se cuál es esa mirada.

—No le diré a nadie—me adelanto y el sonríe.

—No era eso—dice y lo miró con cara obvia.

—Aja— el ríe.

—Solo gracias— dice y le sonrió—Y no le digas a nadie que me viste llorar—dice y suelto una carcajada.

Hasta que uno caigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora