Tras perder a Steve Rogers, la vida de Bucky Barnes ha sido bastante caótica (y triste), y las cosas se torcieron aún más con la noticia de que Sam Wilson donó el escudo del Capitán al gobierno. Ambos vengadores eliminaron juntos la amenaza de los S...
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POV Bucky. Sábado 26 de febrero.
Después de salir de casa de Hope me encontré con Sam en un pequeño bar a las afueras de Manhattan. Llevábamos un par de semanas esperando a que Torres nos contestase y nos dijese si había encontrado algo en las cámaras de seguridad de las oficinas de Val en Illinois.
"Teníais razón" dijo Torres por el altavoz del móvil de Sam. "La red interna seguía activa, y según los registros ha sido utilizada hace poco".
"¿Hace cuánto exactamente?" preguntó Sam.
"No más de veinte días, o si no el rastro sería invisible" contestó mientras escuchábamos como tecleaba en su ordenador. "He descargado todo lo que he podido, pero no soy capaz de acceder a nada. Quién fuese que creó esto utilizó un sistema de encriptado bastante potente, así que me costará un par de días entrar".
"Ellos sabrán que otra persona ha utilizado la red" dije yo.
"Sólo si entran a los registros, y no creo que lo hagan. No tienen ninguna sospecha de que nadie los esté investigando" contestó el chico por la otra línea. "Os enviaré lo que sea que haya en estos archivos tan pronto como pueda acceder".
"Gracias, Torres. Ten cuidado", terminó Sam antes de colgar la llamada.
Di un último trago al café que tenía en la mesa y después pasé mis manos por mis ojos. Sam se quedó pensativo en su silla, supongo que intentando recordar pista por pista todo lo que sabíamos de Val.
"Esto me huele tan mal" dijo finalmente. "Ya hemos tenido demasiados locos con complejo de salvador en la Tierra" completó ligeramente frustrado.
"En un par de días sabremos qué es lo que está pasando" intenté consolarle a pesar de que siempre había sido él quien tenía ese rol. "Hemos luchado contra cosas peores" dije siendo honesto consiguiendo un suspiro de su parte.
"Y hemos perdido a mucha gente" dijo serio.
Me quedé callado ante sus palabras. Desde que Steve se fue, Sam había sido el encargado de llevar el título de Capitán América. Habíamos perdido a Stark, a Natasha, a Visión. Poco a poco la gente iba desapareciendo por luchar por un bien común.
Antes no me importaba arriesgarme porque no tenía nada que perder. Ahora tenía a Hope.
Cuando Stark se sacrificó por todos vi el dolor y la angustia por las que Pepper tuvo que pasar. Vi como la tristeza la carcomía por dentro mientras tenía que hacer como que todo estaba bien frente a Morgan. Una parte de su corazón dejó de latir el mismo día que lo hizo el de Tony Stark, y no me perdonaría nunca si yo fuese el causante de ese mismo dolor en la vida de Hope. Había llegado un punto en mi vida en que por fin tenía algo por lo que pelear, pero ese algo también me frenaba de exponerme a peligros que pudieran acabar conmigo.
