Tras perder a Steve Rogers, la vida de Bucky Barnes ha sido bastante caótica (y triste), y las cosas se torcieron aún más con la noticia de que Sam Wilson donó el escudo del Capitán al gobierno. Ambos vengadores eliminaron juntos la amenaza de los S...
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POV Hope.
Este año las vacaciones de Semana Santa se había adelantado y yo estaba feliz por ello. Eso significaba que tenía una semana entera para estar tranquila. Aproveché los primeros días para ir a visitar a mis padres en Harlem, y ahora tenía tiempo de sobra para estar tranquila en Brooklyn.
Me apetecía pasar tiempo conmigo misma así que en vez de salir de fiesta aproveché las noches para leer algunos libros que tenía atrasados. Siempre que tenía un hueco lo usaba para ver series o películas, y a veces se me olvidaba lo mucho que me gustaba una buena historia.
Bucky y yo solo nos habíamos visto algunos ratos entre semana, ya que entre lo que él tenía entre manos y mi trabajo a veces no éramos capaces de encontrar un hueco tranquilo. Últimamente lo había echado de menos, pero tampoco podía hacer que se sintiese culpable por no tener tiempo para estar juntos. Sabía que tenía otras preocupaciones.
Me levanté del sillón al escuchar el timbre de la puerta. "¿Hope Hudson?" preguntó el repartidor. Yo asentí y él me entregó un paquete.
"Gracias" dije antes de cerrar la puerta. Caminé hasta la mesa del salón extrañada ante el envoltorio de mediano tamaño. Yo no había pedido nada.
Rasgué el plástico con mis manos encontrando un vestido rojo en el interior. Lo desdoblé mirando la tela y de entre las dobleces cayó una tarjeta. Me agaché a recoger el papel reconociendo la letra.
Vi este vestido en una tienda y no pude evitar pensarte con él puesto. Hace demasiado que no tenemos una noche para los dos, así que pasaré a por ti a las ocho. Ponte lo más guapa que puedas (aunque tú siempre estás guapa).
Bucky B.
Sonreí mordiendo mi labio inferior. Me encantaba la parte blandita y suave de Bucky. Todo el mundo me advirtió de su personalidad complicada y de sus cambios de humor, pero nadie hablaba nunca de cómo era en realidad. Quizás es porque nadie se había tomado el tiempo de conocerlo.
Me senté con una sonrisa en la cara mientras tocaba la tela del vestido. Aunque no solía llevar cosas tan ceñidas me gustaba la silueta que tenía. Puede que unos años atrás me hubiese negado rotundamente a llevar este estilo por algunas inseguridades, pero ahora me sentía mejor que nunca con mi cuerpo. Además, tener a Bucky diciéndome lo mucho que le gustaba y lo guapa que era cada día le hacía mucho bien a mi autoestima. Volví al libro que estaba leyendo, aunque mi concentración ahora estaba en otra parte.
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Después de ducharme y secar mi pelo pasé al maquillaje. Hice lo que solía hacer siempre: corrector, colorete, eyeliner y máscara de pestañas. Esta vez añadí un pintalabios rojo para hacer conjunto con el vestido. Caminé hasta la habitación y me puse un conjunto de lencería del mismo color. Hoy era una noche especial, así que tenía que hacerlo lo mejor que pudiera.
