Dieciséis

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Tocaron mi puerta, más en específico tres veces. Sonaba como si alguien estuviera desesperado por estar conmigo.

Me levanté de mi cama aún teniendo frío, el vestido era sin mangas. Mamá me lo había enviado con una nota "Si no asistes con tu abuela, de menos disfruta hoy."

Era bello, resaltaba mi cintura y el escote era caído por detrás, un tono dorado por debajo, como si me estuviese quemando.

Mi cabello lacio y suelto, mis mejillas sonrojadas por el frío que tenía y mi nariz apunto de moquear. Abrí la puerta dejando ver a un chico alto, de cabello platinado.

Su nariz también estaba roja y sus orejas igual. Sus ojos mostraban un poco de nerviosismo y sus manos llevaban una rosa. Era bella, parecía que nunca su belleza perdería.

Me la dió y me abrazo, no dijimos ni una palabra por qué el abrazo decía todo, tomo mi saco y salimos.

La rosa la dejé sobre mi escritorio, con una carta a lado. Una carta que no se terminaba de escribir, por qué cada día tenía algo nuevo que decir.

Llegamos al Gran Comedor, había una banda que tocaba rock, los alumnos bailaban y enloquecían. Los profesores se divertían a su modo llevando bastantes botellas de ron a su mesa.

-Creí que no aceptarías-, me dijo Draco mientras me acercaba a la silla, sonreí de lado, era sincera mi sonrisa. Pero no podía decir ni una sola palabra, estaba bien con el momento.

-No te preocupes Draco, a nadie le dijo que asistiría- Dijo Pansy sentándose a mi lado- Luces bella, Rose -.

-También luces bella, Parkinson- dije sonriendo, al rato se comenzó a llenar nuestra mesa junto a Hermione y Ron, Zabini, Herb Wikens y Amelia Weller.

Harry estaba junto a Ginny quemando la pista de baile, todos se divertían, las manos de Draco solían posarse sobre mis muslos, apretaba ligeramente haciendo que palpitara algo dentro de mi.

Subía ligeramente su mano hasta mi entrepierna sin entrar en el vestido, era como una caricia dónde deseas que nada te cubra.

-Basta...-, dije acercándome a su oído. Su mano seguía sobre mi muslo mientras que sus dedos se pegaban más a la tela con fuerza que su calor corporal la sobrepasaba.

Me tomo del mentón haciéndolo observar-Eres tan linda...-, beso la comisura de mis labios y sonrió -Y tan mía.

Deseaba sus labios en los míos, deseaba sus labios en mi feminidad mientras la besaba y su lengua en mis profundidades haciéndome retorcer de placer. El sabía lo que quería, lo veía en sus ojos tan profundos y su sonrisa.

Dios mío, deseaba tanto que estuviese dentro, que me toque los senos y el trasero. Deseaba tanto montarme en él, besarlo y que me tan fuerte toda la noche.

-¿Tantos pensamientos?-

-Oh, cállate- Golpeé su mano para que la quitará, a lo que soltó una carcajada. El sonido de su voz me hacía erizar la piel.

El baile continuo, mientras que muchos se emborrachaban otros bailaban hasta tener los pies hinchados. Disfrutaba la compañía de todos... 

Pero que diablos me pasaba, no estaba sola. Veía al rededor de mí, reían, sonaban bromas estúpidas y el chico que solía encender mi interior con solo verlo me tomaba del muslo esperando que esta misma noche tuviéramos sexo. 

¿Por qué me siento sola? Todos me sonríen y me toman la mano para incluirme en charlas o sacarme a bailar. El frio invadió mi espalda haciéndome temblar. Me abrace a mi misma y salí de la fiesta. 

Afuera todo era silencio, todo lo opuesto y eso me agradaba. Mis brazos desnudos temblaban y se enfriaban, la nieve que caía sobre el pasto, los arboles y las estructuras del castillo me parecían hermosas. Deseaba que cuando muriera fuese nevando, deseaba que mi ultima vista fuese aquel polvo blanco, esos copos de nieve que parecían ser tallados por el mismo Dios y ese frio que tomase lo cálido de mi cuerpo y lo repartiera en la tierra para ser fértil. 

Mi mirada estaba hacia los arboles, el bosque, el lago. Tal vez veía la cabaña de Hagrid y ni siquiera distinguía, solo seguía la dulce vista de la nieve en todo lugar. Caminando, temblando y con la respiración casi agotada. 

Mi cuerpo se que buscaba el calor pero mi mente no quería parar de caminar, no quería regresar a donde todos eran felices y habían dejado de lado mis pecados. Deseaba tirarme sobre la nieve y que esta me cubriera para ser encontrada hasta marzo. 

-¿Por qué lo haces? -

-¿Por qué crees? -

-No vale la pena -

-Un pecador paga muriendo, y es cuando deberá ser juzgado -

-Eso es idiota -

-¿Que quieres que te diga? -

-¡Que no morirás!- Su voz resonó en la soledad de las orillas del bosque prohibido- ¿Crees que no se lo que es sentirse solo? ¿Crees que no intente hacer lo mismo? ¡Eres una idiota! por que cuando mi refugio fuiste tú, y mi salvación también fuiste tú ¡Yo no lo soy! ¡Yo no puedo ser algo más!- Me toco los brazos por la espalda, su toque era caliente y sus manos estaban tensas- Me enamore de una estúpida que no logra entender que la necesito. 

Su voz sonaba dura, tragando saliva evitando que se quebrara la voz, pero parecía que el no lograba entender una puta cosa. 

-Yo no te necesito... Yo no tengo que ser tu refugio Draco ¿sabes porqué?, no soy una súper heroína de comics para salvar a idiotas, tu mismo te salvaste, yo no te salve. 

Me solté de su agarre, caminando hacia el castillo. Ni una lagrima recorría mi cara, estaba intacta con un dolor en el pecho, una mirada que las chicas que alejaban y los chicos admiraban. Mi caminar rápido hacia que me viera espectacular. Ni siquiera sintiéndome una mierda puedo dejar de verme bien. 


Little Wish; DMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora